jueves, 5 de enero de 2012

El puente 27

El sol de un amanecer rojo quemaba suavemente el rostro de Musiel quién había quedado dormido sin darse cuenta, aún llevaba puesto el enorme abrigo café que le recordaba tanto al de su abuelo. La ventana semi abierta y Agatha en la madera de el cuadro que enmarcaba el vidrio. "¿Estas bien Agatha?"- dijo el chico mientras se levantaba del sillón. "Buenos días joven Musiel." - dijo el viejo que cocinaba algo en la pequeña cocina frente a la sala. -"Buenos días." - dijo el chico mientras se acomodaba el cabello. -"Haz hablado con tu libélula." -preguntó el hombre acercándose con una bandeja de té y pan tostado. "Siéntate." -invitó el hombre a Musiel a la mesita que tenía cómo comedor. Unas flores marchitas en el florero que parecía de cristal blanco, adornaban esa mesa con solo dos sillas. -"Hace mucho que no desayuno con nadie ¿sabes? Soy un hombre muy solo, mi hijo murió hace no mucho tiempo; era poco más grande que tú, un poco más delgado y alto; era un buen chico." Musiel tomaba un pan tostado y lo comía viendo fijamente al viejo que esta vez evitaba su mirada. "¿Lo conozco?" -preguntó Musiel después de no haber dicho palabra alguna por más de 15 minutos. -"Pues claro, nos conocimos ayer joven. Lo olvida?" -"No, yo pregunto si lo conozco de antes. Siento que he visto su rostro en otro lugar." El hombre se levantó de la mesa algo sobresaltado y corrió hacia su habitación. Musiel se levantó también pero quedó parado esperando a que el hombre regresara. Al volver, el viejo tenía en sus manos un álbum que parecía de imágenes. "Venga acérquese." -dijo mientras ambos se sentaban en la mesa, Musiel movía hacia el otro lado los panes y las tazas de té para que cupiera perfectamente el álbum. Habían fotos de el hombre cuando era joven y en algunas imágenes se veía su abuelo también cuando joven. -"Eramos de clases distintas, tu abuelo iba a ser el rey mientras yo era el hijo de un jardinero. Pero aún recuerdo que eso nunca importo... jamás importo." -"¿Si no los alejó la distinta clase social, que fué lo que distanció a mi abuelo de usted?" - preguntó Musiel mientras sus ojos podían apreciar la foto de una chica delgada de cabellos dorados. El hombre cambió rápidamente de hoja. -"Este es mi hijo." dijo después de un silencio incómodo. El joven se acercó para poder apreciar bien la imagen que se veía algo borrosa y lo único que vino a su mente fué el chico que jalaba la manga de su camisa, cuando todo se volvió negro.  

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