miércoles, 29 de febrero de 2012

El puente 66

-Recuerdos de Él-

El castillo estaba casi en ruinas y Musiel intentaba abrirse paso por los escobros de aquel comedor que parecía irreconosible. Las lagrimas de coraje y frustración caían lentamente por sus mejillas y al tocar el polvo se formaban extrañas manchas en el suelo, mientras se alejaba de ese lugar. La luz roja que había visto ya no estaba más y el cielo parecía volver a la normalidad. Muy pocos de los sirvientes estaban fuera del castillo, algunos lastimados, los demas lloraban sentados en los escalones del castillo. "¿Qué es lo que sucedió?"- preguntó Musiel casi gritando mientras movía rápidamente sus pupilas de un sirviente a otro, de una cara llena de angustia a una que estaba peor. "Joven Musiel, sus padres... han muerto; sus hermanos están desaparecidos; su Abuela pudo huír y ahora probablemente ya esté muy lejos de aquí." Musiel cayó sobre sus rodillas al oír todo eso, la vieja cocinera se acercó a calmar su tristeza, pero fué imposible. "Porfavor dejenme, regresen con sus familias y no vuelvan a este castillo." - dijo el joven sin voltear a ningun lugar, su mirada estaba clavada en el piso. "Vayanse ahora." Todos pasaron a su lado, dando palmadas en sus hombros o dando palabras cálidas. Las ideas giraban en su mente como un huracán agresivo, no sabía a donde ir; en ese momento no sabía ni siquiera quién era. -"Mamá." susurró y de pronto se dejo caer en ese patio lleno de cenizas y polvo. -"Mamá..." 
Al abrir los ojos ya era de noche, lo primero que vió fué ese enorme castillo y por alguna razón la luz de la luna lo hacía verse menos derrumbado de lo que él pensó. Se levantó temblando mientras caminaba hacia la inmensa puerta de madera, al abrirla con esfuerzo pudo ver que el castillo estaba intacto, los ventanales quebrados; eran hermosos, los muros destruídos; estaban en su lugar y todos los sirvientes con una sonrisa amable le daban la bienvenida. "¿Donde estaba joven?" - preguntó la ama de llaves mientras pasaba de un salón a otro. Musiel no entendía que estaba pasando, sólo seguía caminando y mientras subía las escaleras pudo oír su voz. "¡Aquí estas!" - dijo una voz que él no esperaba escuchar en el castillo. "¿Lesia?"- preguntó el joven mientras tallaba sus ojos asustado. "¿Quién más?" - "¿Que haces aquí?" -"Yo vivo aquí... ¿Qué sucede contigo?" -"Apenas hoy vine a hablar con mi Mamá de esto, de lo nuestro.. cómo es posible que estés aquí, además el castillo estaba derrumado; el cielo rojo; habían dos sirvientes..¡Uno debe estar muy herido!"- gritó Musiel mientras corría por el comedor buscando el pequeño ático donde se había escondido junto con el hombre. "¿De que estás hablando? Musiel estamos casados, tu Mamá no está con nosotros desde hace mucho... ¿donde haz estado?" El jinete intentaba recordar pero le era imposible, no habían recuerdos; sólo sabía que algo no estaba bien. "¿Donde estan mis hermanos?" Lesia lo miro asustada pero cambió rápido su angustia por una sonrisa. "Ya ve a la cama, seguramente el aire frío te afectó."

martes, 28 de febrero de 2012

El puente 65

-Recuerdos de Ella-

Paso mucho tiempo antes de que Nathanielle recordara aquel cacho de pergamino que tenía bien escondido en un cajón castaño que se encargaba de guardar reliquias que significaban o llegaron a significar algo importante para ella. En un pequeño guardapelo estaba doblado por cuatro veces ese fragmento de secreto que no se había atrevido a volver a leer desde el día que la bruja blanca le contó su visión.
Pero esa noche la hada tenía la certeza de que todo lo que había escrito se realizaría, pues acababa de conocer en un campo abierto a un humano, al primer humano con el que había cruzado palabras sin sentir miedo o desconfianza. Sus ojos obscuros la habían hipnotizado, pero sobretodo esa sonrisa de nervios que dejó salir cuando los duendesillos volaban al rededor de su cabello. "¿Es?" - se preguntó a si misma mientras sacaba una por una las reliquias de su cajón. Un cepillo de serdas doradas, pétalos de Narciso que eran la flor favorita de una de sus mejores amigas que se había ido desde hacía mucho tiempo al mundo humano a llenarlo de esa hermosa flor; varios guardapelo de distintas formas y tamaños, pero el más especial... el que ella buscaba era plateado de forma ovalada; parecia un pequeño huevo de codorniz con flores talladas a mano. Ahí en ese pequeño objeto se encontraba el pergamino que marcaba parte de su futuro, pero sería verdad? La noche apareció de sorpresa y Nathanielle no podía sacar de su pensamiento a aquel joven que la había hecho reír, su voz y el movimiento de sus manos la hacían pensar que aunque quizás no fuera a ser él, su amor; quizás el podría llevarla a donde lo encontraría; un humano en su vida... sería el comienzo de su verdadera vida.

lunes, 27 de febrero de 2012

El puente 64

Su risa atravezaba las paredes de ese castillo casi deshabitado. La mayoría de los sirvientes habían huído y los pocos que quedaban trabajaban para Lesia sólo por temor o quizás por que sabían que era mejor estar del lado de los enemigos. Los recuerdos de ese castillo lleno de sol, de cuadros familiares inmensos que llenaban las habitaciones; los rosales de la madre de Musiel; las cortinas color vino... todo había desaparecido y ahora en su lugar sólo recuerdos rotos y quebrados al igual que los vitrales de la habitación que ahora ocupaba Lesia. "No puedo creer que todo este tiempo estuve tan cerca de aquello que por fin va a destruír esa estúpida unión." - dijo la dama de negro mientras daba vueltas y acariciaba el lienzo cortado de un cuadro donde los ojos de Musiel destacaban. -"Sabia que esto sólo sería una fracción de tiempo, un error; pero todo se va a solucionar." "¿Lesia estas aquí?" - dijo una voz desde el corredor, la mujer rápidamente se sentó al pie de la cama y al verlo entrar su amplía y malvada sonrisa se convirtió en una mirada de falsa tranquilidad. "Aquí estoy." - dijo ella volviendose a parar y caminando hacia la copa de vidrío volteada donde había encerrado a Agatha. "No puedo dejarla huír, así como me contó a mi... así como traicionó a su hada, puede traicionarme a mi; es mejor que se quede aquí... ¿verdad?" El hombre sólo suspiro y moviendo su cabeza en negación salió del cuarto y en el corredor se le pudo oír murmurar. "¿Cuando va a terminar todo esto?" La dama pudo alcanzar a oírlo y fúrica se dejó caer sobre el suelo. Por primera vez en tanto tiempo sentía perder el control de todo, el control que había tenido alguna vez sobre los demás; sobre la vida de los demás y ahora estaba perdiendo el control sobre si misma. Sus labios antes pintados de color rojo comenzaban a decolorarse, al notarlo se arrastró hacia uno de los cajones que tenía al lado de su enorme cama. Sacó un labial que anteriormente era de la abuela de Musiel y lo coloco suavemente sobre sus labios. Su sonrisa regresaba y sus propositos también. "Voy a remediarlo todo, no voy a permtir magia en este mundo; no voy a permitir amores tontos; pero sobretodo no voy a permitir que roben la vida que siempre tuve pleneada vivir." - dijo Lesia caminando de nuevo hacía Agatha. -"Y todo gracias a ti."

domingo, 26 de febrero de 2012

El puente 63

La noche llegó más pronto de lo que ellos esperaban, así que Musiel, Nathanielle y Griham tuvieron que parar a descansar. Eligieron la sombra y cobijo de un árbol seco y aunque carecía de hojas sus troncos y ramas eran perfectos para que ellos pudieran pasar la noche ahí. "¿Me extrañaste?" - dijo Musiel mientras se acomodaba en el pasto para que la hada pudiera reposar en su pecho. "Más de lo que puedes imaginar. Estos días se me hicieron eternos, pasó tanto en tan poco tiempo... me hiciste falta, pero ya estás aquí y eso me hace muy feliz." - dijo Nathanielle. Sus pequeñas alas doradas brillaban como llenas de polvo de estrellas. Ambos se veían a los ojos y depronto ella interrumpió el silencio.-"¿Que es lo que llevas dentro de tu bolsillo Musiel?" El joven metió la mano y sacó la hoja color olivo que le había dado el árbol hablador. "Es una hoja muy poderosa." - contestó el al poner la hermosa hoja sobre su pecho para que Nathanielle pudiera verla mejor con el brillo de sus alas. "Nunca había visto una hoja como esta! ¿Donde encontraste ese árbol, dentro del mundo mágico?" - preguntó ella asombrada mientras acariciaba los bordes de la hoja. "No mi amor, el árbol esta fuera del mundo mágico.. en un bosque ya casi muerto, pasé una noche con las hadas y nos quedamos dormidos en sus raices, nunca imaginé que conocería un árbol así. Mi abuelo alguna vez me contó de ellos y creo que nos topamos con el mismo." - susurró Musiel lleno de emoción. -"¿Crees que mi abuelo aun viva Nathanielle?" Ella se quedó callada. -"¿Crees que él esta en algun lugar?" -"¿Qué es lo que tu sientes Musiel?" - contestó ella mientras caminaba despacio sobre el pecho de su amado. "¿Qué sientes aquí?" -"Que él esta vivo en algún lugar, de alguna forma... Conocí a un viejo hace unos días y él conoció a mi Abuelo; fué su mejor amigo y creo lo traicionó." -"¿No le preguntaste por tu abuelo?" -"Estaba demasiado molesto, salí huyendo de ahí." - dijo Musiel mientras despeinaba sus cabellos con su mano derecha. -"Vamos a regresar, por que nada pasa por que sí mi querido jinete, tenemos que hablar con ese hombre." -dijo la pequeña hada mientras doblaba a la mitad la hoja color oliva y con mucho esfuerzo intentaba llevarla de nuevo al bolsillo, pero un mal movimiento la hizo caer del pecho de Musiel hacia el pasto donde estaba dormido Griham y así ella encima del troll y la hoja cubriendolos a ambos lograrón hacer que Musiel no parara de reír. -"¿Qué pasa con ustedes? Primero me dejan caminando atrás y después hadas despistadas me caen encima. Definitivamente no debí venir." - gruñó el pequeño troll.

sábado, 25 de febrero de 2012

El puente 62.

"¿Lista?"- preguntó Musiel mientras con su mano izquierda abría el pequeño bolsillo de su chaleco, ese bolsillo que resguardaba parte de su pecho y mitad de su corazón. "Lista." - dijo ella mientras ambos caminaban por ese puente que dividía el mundo mágico del mundo humano. La madera del puente crujía cada vez que uno de ellos daba un paso fuera de ese mundo. De pronto al dar el último Nathanielle se convirtió en la pequeña hada de girasoles que Musiel sólo había visto 1 vez. "Sí, eras tú." - dijo el jinete mientras con su mano cargaba a su hada y la colocaba con suavidad en el bolsillo. Ella se sonrojó, sentía el corazón de Musiel latir tan fuerte pero tan lento, que parecía un tambor tocado con la misma intensidad que suavidad. "Mi amor, en este mundo no tengo la magía que quisiera y aunque ya tenemos los 4 pétalos y me siento un poco más fuerte... siento que no podré hacerlo." - dijo Nathanielle mientras abrazaba con sus pequeñas manos el pecho de él. -"Hey! No sea así de pésimista, hallaremos ese último girasol, le robaremos un pétalo y verás que todo lo que nos dijo el hada de Sol se va a cumplir, vamos... si tu no puedes, yo podré menos amor." -susurró Musiel mientras acariciaba los cabellos de su hada. "¿Podemos irnos ya o seguirán lamentandose?" -gruño Griham que desde lo más bajo del suelo veía a los dos enamorados algo molesto pues él si tendría que ir a pie. "Vamos no te enojes troll, si gustas puedes ir en mi hombro." - dijo Musiel mientras él y la hada reían fuertemente. "No me parece gracioso, además los troll jamás nos cansamos recorremos millas y atravesamos mundos sólo por gusto... así que cuando es por un bien necesario con más ánimos lo hacemos, mi abuelo era uno de los trolls más increíbles que yo conocí dio 3 vueltas al mundo, sin mensionar el mundo humano claro.." - "¿Te vas a quedar ahí hablando de tu abuelo o nos vas a acompañar?" - gritó Nathanielle que ya estaba a lo lejos junto con Musiel, se les oía reír fuertemente al ver a ese troll refunfuñar. "¿Cuando es que permití que se me faltara así al respeto?"

viernes, 24 de febrero de 2012

El puente 61

-Agatha-

"¿Sabes de donde vienen las libélulas? Imagina noches que quieren darle la bienvenida al amanecer y en la parte más negra del cielo es donde habitan las estrellas, pero el cielo que besa el suelo es anaranjado con café y es entonces cuando una libélula esta por nacer. "

Cada año las libélulas, mariposas; catarinas; luciérnagas; arañas y escarabajos pasan por ciertas pruebas para que las hadas puedan elegir si aquellos animales formarán parte de su elenco mágico o si deberán ir al mundo humano y desempeñar solo el papel de insectos. Las mariposas con su gracia y belleza casi siempre tienen un papel estelar en el mundo mágico; los demás insectos deben resignarse y esperar siempre ser parte de un mundo más normal. "¿Qué tan rápido puedes volar de esta flor a el pino que esta del otro lado de la colina?", "¿Puedes volar o caminar bajo la lluvía sin mojarte?", "¿Tienes miedos?", "¿En que flores sueles reposar?" Mil preguntas y retos debían cumplir los pequeños insectos y siempre las mariposas terminaban en primer lugar, pero un día pasó algo diferente. "Nombre." - dijo una hada de tierra mientras apuntaba en un pergamino verde los nombres de todos los insectos que se alistaban ese año. "Agatha." - dijo tiernamente una hermosa libélula de alas moradas y cuerpo esmeralda. "¿Una libélula? Es raro verlas por aquí sabes... eres la primera en alistarse ese año, que orgullo! Para serte sincera tantas mariposas aveces resulta un poco aburrido." - dijo la hada con una sonrisa amigable. "Espero este año tener una libélula entre nuestros ayudantes magicos." -guiñó el ojo. -"¡Siguiente!" La libéula voló lejos de donde estaban las mariposas, algunas de enormes alas doradas y otras con destellos azules; las más pequeñas eran blancas pero igual de hermosas que todas las anteriores. Agatha paró sus patillas en una rama seca que encontró cerca. "Hola." - dijo una voz rasposa. "Hola." - respondió Agatha sin voltear, estando casi segura de que se trataría de otra bella mariposa verde. "¿No crees que son demasiado..." -"¿Tontas?" - dijo la libélula pero al recordar que quizás su vecino era una mariposa decidió callar. "¡Ya lo creo!" Entonces Agatha miro a su izquierda y pudo ver 4 pares de enormes patas alargadas color negro y sosteniendolas todas un cuerpo redondo y 8 ojos expresivos que la miraban tiernamente. "Si, soy horrible... no se ni a que vine." - dijo la araña volteando de nuevo hacia donde las mariposas volaban. "Eres espectacular." - dijo ella asombrada de tener a su lado a un animal tan diferente. -"Nunca había visto a una araña de cerca." - "Ni yo a una libélula." -"Me llamo Agatha." -"Yo soy Femix." Ambos insectos platicaron por largos minutos hasta que la voz de una de las hadas de aire los llamo. "Hey! La araña y la libélula, estamos por comenzar... vengan!" Los dos se miraron y sonrieron. -"Vamos."

jueves, 23 de febrero de 2012

Intermedio 14.

El búho con su canto daba instrucciones a la lechuza blanca para que hiciera lo mismo que él y en el gris de esa cueva pudieran sobre volar al enorme dragón de tierra que los esperaba. A pesar del eco y del sonido, no había rastro alguno del feroz dragón. Ambos volaban de un extremo al otro, esperando que los ojos plata de aquel búho iluminaran el camino que después tomarían para dirigirse al cielo y devolver el día y la noche al universo. De pronto ella pudo verlos, aquel par de ojos plata se acercaban como dos luciernagas enamoradas y él budo distinguir del otro extremo la silueta blanca de una lechuza que se acercaba cada vez más rápido a él y estaban ya tan cerca uno del otro ignorando el lugar, el frío e incluso el enorme dragón que se había despertado y subía su enorme cuello poco a poco para que su cabeza pudiera toparse justo en el momento indicado con esas dos aves enamoradas. Al darse cuenta que una sombra se interponía entre ellos el búho bajó en picada y comenzó a aletear lo más rápido posible a lo que la lechuza hizo lo mismo, ambos volaban y volaban llenando de polvo a ese enorme dragón que comenzó a toser fuertemente; ellos seguían haciendo una tormenta de arena dentro de esa cueva y justo cuando el dragón se preparaba para estornudar ambos se pusieron cerca de su boca preparandose para el impulso que los ayudaría a salir de ahí. Encima de la cabeza del dragón se asomaba algo de cielo y es hacía donde ellos se tenían que dirigir. El dragón estornudo y la corriente de aire los impulso por encima de la cabeza del enorme animal, ambos desplegaron sus alas y salieron disparados por ese pequeño hueco que los llevaría justo encima del gris de esa cueva, justo a la mitad del cielo; del mundo.



Ayudame de nuevo... ¿Que deberían hacer el búho y la lechuza para volver a poner en orden el día y la noche?

miércoles, 22 de febrero de 2012

Intermedio 13.

El búho y la lechuza buscaban encontrarse para volver a dar estabilidad a la luz y la obscuridad y consigo al día y la noche. Habían cuatro caminos cada uno de ellos con un dragón diferente.
En un momento de esa noche infinita el búho despego sus alas y las colocó lejos de las copas de los árboles, la obscuridad poco a poco se hacía menos densa o quizás eso sentía el ave obscura al pensar que pronto estaría cerca de su lechuza blanca.
La lechuza en un instante del blanco eterno decidió despegar sus alas y adentrarse hacía donde ella creía estaba el camino menos complicado de los 4, aquel que uniría de nuevo el negro con el blanco, a él con ella. Las cuatro cuevas se veían  como la perfecta difuminación de blanco con negro y enmedio un gris fuscionaba todo. El búho impaciente se sentó frente a cada una de las cuevas sin saber cual elegir, lo mismo pasó con la lechuza. El calor, la sequía; el viento y la húmedad de las respectivas cuevas sólo era una diminuta probada de lo que hallarían en el interior.
De pronto se pudo escuchar el suave gritillo de la lechuza y el hondo sonido del búho, estaban tan cerca. Ambos decidieron pasar por la cueva con sequía, el dragón de tierra reposaba ahí dentro.. en el medio del gris; esperando que se aventuraran a cruzar.

¿Vuelveme a ayudar, que crees que podrían usar el búho y la lechuza como distracción para sobrevolar al dragón sin ser percatados?

martes, 21 de febrero de 2012

Intermedio 12.

-El juego de la lechuza, el búho y el dragón-
Sus enormes ojos plateados sobresalían de los pinos como pequeñas lunas, miraba fijamente hacia la nada y de vez en cuando estiraba sus alas sólo para volverlas a colocar alrededor de su emplumado pecho. La noche no era fría, el cielo estaba despejado de cualquier nube pero no habían estrellas ni luna; lo único brillante eran los ojos del búho.
Los pinos eran invisibles, cómo si todo el bosque fuera solo color negro, sobre más negro... pero esa ave sabía exactamente por donde volar, había acostumbrado a sus alas a no tocar las suaves copas de los árboles, enseñó a sus patitas a no tocar la fría agua del lago negro. Vivía en una noche eterna ese búho, esperando el regreso de ella.
Ella era blanca, con inmensos ojos negros. Se había robado la noche cómo él se había robado el día y sólo hasta volverse a ver volverían a haber luna, sol y estrellas; pero el búho no sabía donde se encontraba la lechuza. Habian pasado más de miles de años y ella aún no regresaba. Mantenía abiertos sus enormes ojos plateados cómo la señal para que su lechuza supiera por donde volar.
Muy lejos de ahí en un desierto de arenas blancas, reposada en una ramilla pálida había una lechuza blanca con ojos negros, eran como dos piedras que volaban por ese desierto; el cielo era blanco pues la luna dormía sobre él. Eternos eran los meses y los días que la lechuza no veía una noche... la luz cegaba sus ojos y volaba en círculos esperando que el búho pudiera volver a verla y rescatarla de ese lugar.
Se habían robado la obscuridad y la luz sin preguntarlo, se necesitaban y no podían encontrarse..
Pero habían 4 caminos, lugares que unían a el blanco con el negro; el día con la noche y a el búho con la lechuza... Un dragón de fuego, un dragón de aire; un dragón de tierra y uno de agua.
¿Que camino deberían elegir para encontrarse y porqué sería más fácil para ellos sobrepasar a ese dragón?

lunes, 20 de febrero de 2012

Intermedio 11.

"Cierra tus ojos, olvídate del mundo. Extiende tus brazos como si estuvieran repletos de plumas. Siente el aire cerca de tus labios. Bebe de la brisa cómo si esta fuera agua de tu manantial personal. Regresa a tus mejores momentos, cuando platicabas con las estrellas... recuerda cuando estas se acostaban en tu piel; cierra tus ojos y vuelve a creer. Respira los destellos de luz que aun no haz visto y duerme en aquellos reflejos que estas por ver. Olvídate del mundo sólo un segundo. ¿Recuerdas cuando la magia volvía a nacer?"

domingo, 19 de febrero de 2012

Intermedio 10.


Es cómo echarle un vistazo dos veces al mismo lugar y darte cuenta que a pesar de que es lo mismo, tiende a cambiar. La noche vuelve lo tenue tan difícil de observar, mas en cambio sigue siendo hermoso, quizás un poco más.
Es cómo aprender a caminar en tu casa cuando hay obscuridad, sabes exactamente donde queda cada esquina y escalón, palpas con tus dedos las paredes para guiarte y en esa luz que viene de fuera aprecias lo que amas aún cuando ya no tiene tanto color.

Cómo amar el cielo por que puede ser tan blanco como negro, tan azul como rosado y que las nubes cambien cuando las estrellan no están dispuestas a aparecer, así se aprecian los cambios, por que sigue siendo lo que conoces... sólo que visto desde otro angulo.

viernes, 17 de febrero de 2012

Intermedio 8.

"Aveces buscamos la magia, sin darnos cuenta que esta frente a nosotros.
Queremos volar en los aires, sin prestar atención a ciertas sensaciones,
que te elevan más allá de los cielos.
Esa es la magia, que me haces sentir."


Olvide que ayer fué nuestro cumple mes, pero esque no encuentro una mejor forma de haberlo celebrado... 
ayer fué increíble y el mejor regalo de 1 año 4 meses amor... te amo, gracias!

jueves, 16 de febrero de 2012

El puente 60

-Recuerdos de Él-

"Abuelo no te vayas"- dijo Musiel mientras corría tras su abuelo por el enorme camino de piedras que se alejaba o te acercaba al castillo según lo vieras. Su abuelo hacía oídos sordos mientras lagrimas de cristal caían por los surcos de las lineas bajo sus ojos y mejillas. "¡Abuelo!"- gritó el muchacho de 13 años mientras veía alejarse cada vez más rápido al viejo hombre. Se montó en una yegua gris y antes de partir por encima de las colinas le gritó a su nieto favorito: "No te olvides de buscarme." Musiel cayó sobre sus rodillas mientras veía al anciano huir de ese castillo, de los recuerdos; de la traición. El joven corrió de nuevo por el camino de piedras hasta llegar a la puerta que se mantenía cerrada. "Abran."- dijo el chico con la voz cortada mientras una de las grandes puertas se abría para él. Al subir todos los escalones tapizados de color rojo y cruzar el vestíbulo de su padre Musiel logró observar; a través del ventanal de rosas que tanto amaba su madre, a su abuelo cabalgar hacia una puesta de sol. "No te vayas." - se decía a si mismo mientras se abrazaba con sus brazos. "El va a volver." - dijo su abuela mientras se acercaba a el e intercambiaba el abrazo, por el de ella. "Pero por qué se fué." -" Por  que aveces tenemos que alejarnos de lo que más amamos para entender por que es que lo amamos, a pesar de los errores; de lo que aveces es imperdonable." - dijo la mujer con lagrimas en los ojos mientras reposaba su barbilla sobre el cabello de Musiel. "¿Que fué lo que pasó?" -"Nada Musiel, algún día entenderás... solo recuerda que a ti tu abuelo te ama como a nada en el mundo." - "¿Y porqué se fué... por qué me dejo si me ama?" El silencio vacilaba por el vestíbulo. "Por que en este momento se ama más a si mismo y a lo que esta sintiendo, corazón... ya verás que recordará, a que ama más."

miércoles, 15 de febrero de 2012

El puente 59

-Recuerdos de Ella-

"¿Hola?" - preguntó Nathanielle mientras abría lentamente la enorme puerta de la entrada de esa casa que por fuera era blanco perla, pero por dentro era gris y obscura. Una ante sala inmensa daba la bienvenida a lo que parecía ser una casa deshabitada desde hacía mucho tiempo. "La puerta estaba abierta y me atreví a entrar... me dijeron que aquí podía encontrar un libro o un pergamino." - dijo la hada hablando cada vez más despacio y suave pues el eco de el comedor hacía que pareciera que gritaba lo mismo una y otra y otra vez. Habian flores marchitas en un florero al final de la enorme mesa que llenaba casi todo el espacio de ese gigantesco comedor. Al tocar las rosas se volvieron tiernos girasoles que alumbraban esa obscura vista. "Gracias preciosa." - dijo una voz suave y melancólica y al momento que Nathanielle volteó pudo ver unos ojos azules tristes y lejanos, una piel como pergamino que ocultaba hermosos rasgos tras varias arrugas, pero sin duda aun tenía esa preciosa sonrisa de bruja blanca que siempre las hacía diferenciarse de las demás. "Perdón por entrar así, es sólo que vi la puerta.." - "Viste la puerta abierta y te atreviste a entrar, lo sé... te escuche y escuche después a tu eco y a tu eco y de nuevo a tu eco decirlo querida Nathanielle." - susurró la bruja mientras se sentaba en una silla al extremo de la mesa, la hada se dirigió hasta ella con el pergamino pegado al pecho. "¿Usted sabe a que pertenece esto?" - dijo la joven colocando el trozo de papel en las manos delicadas y ancianas de la bruja. "Pero claro, yo lo dejé bajo la puerta de tu recamara hace unas semanas." Nathanielle la veía sorprendida y esa mujer le devolvía una mirada tan tierna y cálida que ella no supo que responder. -"Una noche, en mi habitación; después de tantos años de obscuridad y de haber perdido ese poder de ver al futuro... tuve una visión que me hizo comprender, que no soy tan vieja cómo lo había pensado. En la visión había un caballero y de su mano una hermosa hada. Vi una historia cómo la que nunca nadie de este reino, de esta tierra y de ninguna otra podría imaginar. Una historia con amor, con odio; con felicidad; con tristeza; con todo mi querida niña, con todo." La bruja decía cada palabra con el corazón en la mano, emocionada e ilusionada de ser ella quién había dado premonición a eso jamás esperado. "Tu vas a enamorar a un humano Nathanielle, el te va a enamorar a ti... pero no te dejé el libro completo por que esta lleno de prejuicios; de mal... de temores y sobretodo de pesimismo, quiero que el día que encuentres ese amor sólo lleves en tu alma esas palabras; las palabras que te regalé." Nathanielle puso su mano encima de la áspera mano de la Bruja. -"No necesito saber más." - sonrió. 

martes, 14 de febrero de 2012

El puente 58

Nathanielle colocó el pétalo que Musiel había rescatado del viento en el pasto y pudo ver que ambos pétalos caídos no estaban muy lejos de ellos, así que él corrió hacia la derecha mientras Nathanielle caminó hacia la izquierda. Al tener de nuevo los tres pétalos Nathanielle los escondió en la pequeña bolsa de la camisa de Musiel. "¿Que es lo que hacen los pétalos de tus girasoles hada?" - preguntó el jinete mientras abrazaba a Nathanielle. "Tienen algo de mi magia, me lo dijo hace poco el hada de Sol, que si encontraba todos podía recuperar parte de mi magia y al poner uno en el suelo me enseña donde están los demás, sólo se donde queda 1 más, pero tengo el presentimiento de que falta otro y ese no se donde encontrarlo, estos pétalos no me lo pueden decir." Musiel la miraba preocupado e intentaba no proyectarlo. "¿Y si no esta en el mundo mágico ese girasol?" - "Tiene que estarlo, todas mis memorias contigo son en este mundo Musiel, el campo; el pequeño arrollo; los unicornios." - "Las alfombras voladoras." - terminó él. -"Así es, pero se que falta 1 girasol más." Ambos quedaron callados viéndose a los ojos. -"Cuenta al leyenda, que el día que un humano y una hada se amaran esto sería antes de que sus ojos intercambiaran miradas, antes de que se hablaran o incluso se importaran." - dijo Griham sentándose en medio de ambos. "¿Que quieres decir?" - preguntó Musiel. -"Que ustedes dos ya se habían visto antes pero no lo recuerdan. O no lo entienden. ¿Joven Musiel, cual fue la primera hada que vieron tus ojos por más de 1 minuto?" - "Fue un hada de Girasoles, pero hay muchas cierto?" Nathanielle volteó a verlo impactada. "Sólo hay una... Yo." - dijo ella intentando encontrar las respuestas en los ojos de Musiel, después en los ojos de Griham. Musiel guardó silencio y entonces entendió. "No me viste la cara, verdad?" - preguntó el jinete parándose frente a ella. "¿De que hablas?" - "Del joven que bajó de un corcel una noche y que quiso arrancar los pétalos de un girasol besado por una estrella." -"¿Tú?" -"Yo." -"Tu eres ese muchacho, no pude nunca verle el rostro." -"Soy yo." -"Ese es el girasol Musiel, ese es el último."

lunes, 13 de febrero de 2012

El puente 57

La miraba directamente a los ojos, el cabello café de ella estaba revuelto caían unos cuantos encima de su frente y el aún sostenía ese pétalo frente a su mirada. "Musiel." - dijo ella dando un paso hacia adelante, el joven tomó la mano de la hada y colocó el pétalo y mientras formaba el puño de la chica besó suavemente sus nudillos. -"Hola." - susurró al despegar sus labios de la mano de Nathanielle. Ella lo abrazó fuertemente, mientras peinaba sus cabellos negros, que el no sabía pero se encontraban aún más alocados que los de ella. -"¿Cómo es que me encontraste?" -"Pues este amiguito me dijo que Agatha le pidió que te buscara ¿que es lo que haces sola aquí amor?" - preguntó Musiel mientras de la bolsa de su chaleco se asomaba la nariz y los diminutos ojos de el troll que miraba intrigado a Nathanielle. "Hola Griham."- saludo la chica mientras acercaba su mano hacía el curioso troll que ahora asomaba su cabeza por completo. El troll tomo el de dedo de la hada y lo meneó como si estuviera saludando de mano a esa joven. -"Hola Nathanielle." -"¿Se conocen?" - preguntó Musiel mientras cargaba y colocaba en el suelo a Griham. "Sí, el trabajaba en una biblioteca no muy lejos de aquí... siempre estaba encima de una plataforma flotante y me ayudaba a buscar libros él me ayudó con algo demasiado importante hace algún tiempo ¿cierto?" El duende miraba desde lo bajo a Nathanielle quién se acostaba para mirar directamente a los ojos al troll. Musiel se acostó junto a ella y la abrazo de la cintura mientras ambos conversaban con Griham, ninguno de los tres sabía exactamente lo que el otro pensaba, pero estaban seguros de que no era una coincidencia que el mismo troll que había dado una pista de algo sumamente importante a Nathanielle era el mismo troll que los ayudaría a reencontrarse. -"¿Entonces tu eres el hada enamorada que causó todo este delirio?"- preguntó el Troll algo enfadado pero risueño a la vez. -"Creo que este embrollo lo causamos ambos, pero lo vamos a remediar. Lo juro." - dijo Musiel mientras volvía a pararse y ayudaba a Nathanielle a subir con él. La abrazaba de la cintura y la veía a los ojos. -"Te voy a ayudar en esto mi amor, sólo dime a donde ir y yo te sigo." -"Sólo quédate conmigo, si?" -"Siempre."

domingo, 12 de febrero de 2012

El puente 56

"¿Donde están?" - dijo molesta esa dama mientras arrojaba una bola de cristal con la imagen de un hombre y una mujer abrazados. "En el reino mágico, no muy lejos de donde dejaste a Nathanielle." - "¿Que se supone que quiere decir eso? ¿Que hace esa chiquilla en el reino que no sepa yo?" La criatura miraba aterrorizada a esa dama que caminaba rápidamente por la habitación desordenada y destruida, ya no había rastro de los cuadros familiares de Musiel, la cama se había vuelto un montón de libros rotos y cortinas arrancadas. "¡Dime que es lo que no me haz dicho!" - gritó Lesia buscando con la vista al ser que se encontraba en la ventana mirando hacía el bosque, hacía una colina donde alguna vez había caído una estrella como señal de un gran amor. La mujer flotó en el aire hasta llegar a la ventana, cargó a la criatura en su mano y mirándola directamente a los ojos susurró: "¿Que está buscando Nathanielle?" -"Magia." -"¿Qué magia?" -"La magia que sacrificó por Musiel, ella puede volver a ser poderosa y amarlo a él al mismo tiempo, si encuentra..." - "¡No pares! ¿Si encuentra qué?" -"Girasoles... girasoles que nacieron sin ser planeados en momentos donde ella amó o sintió; pero el más poderoso de ellos es uno que creo muy a las afueras de el mundo mágico, pero se que ella no lo sabe." Lesia sonreía con malicia mientras acercaba al ser a sus labios. "¿Donde está ese girasol?" Unas lagrimas mágicas cayeron de la criatura, caían aunque pareciera imposible de creer, volteó su cuerpo y dirigió su mirada a la colina. Lesia río suavemente mientras besaba las alas de la libélula.- "Gracias Agatha."

sábado, 11 de febrero de 2012

El puente 55

-Recuerdos de Él-

Cabalgaba en el corcel café de su hermano a toda velocidad, no se había dado cuenta que había montado el caballo equivocado, pero debía correr y encontrar donde había caído esa estrella. "Vamos hermoso" - susurraba el joven mientras daba suaves patadas en los costados del animal que aumentaba la velocidad mientras salía del sendero y atravesaba un bosque que dividía el castillo de la alta colina donde aun brillaba con intensidad la estrella caída. El corazón del jinete palpitaba agitado, emocionado e ilusionado de pensar ¿Qué vería al otro lado de esa colina? Los miedos de su mente se alejaban, el recuerdo de su familia perdida, de su mujer distante y sus anhelos prohibidos; todo se alejaba de sus pensamientos y sólo paz penetraba su alma, vibraba en su sangre y despejaba la mente de ese joven que bajaba lentamente del corcel mientras veía una estrella brillante encima de un girasol.
Sus ojos estaban casi cerrados, era demasiado intenso el brillo de ese girasol besado por una estrella que había caído justamente encima de sus pétalos. Musiel se arrodillo frente a la flor y mientras acariciaba sus pétalos la estrella se iba fusionando con el tallo y las hojas de ese hermoso girasol. Asombrado por su brillo el chico sintió las ganas de tirar de uno de los pétalos y conservarlo; pero antes de que pudiera arrancarlo sintió algo tirar de su oreja. Al darse la vuelta pudo verla, era tan diminuta como hermosa y sus diminutos ojos cafés lo miraban intensamente, las alas se movían a tal velocidad que no podía verlas. "Perdón." - dijo él poniéndose de pie e intentando detener a al hada que huía del lugar. "Espera por favor!" - grito Musiel mientras perseguía a la hada de girasoles. Musiel pudo escuchar que ella murmuró algo, pero le fué imposible oírlo. "Se que tú hiciste esto para que yo viniera, vamos... regresa." La hada se desvaneció entre la neblina, pero el girasol seguía brillando. Brillaría por siempre.

viernes, 10 de febrero de 2012

El puente 54

-Recuerdos de Ella-

La biblioteca se encontraba muy cerca de la casa de una bruja blanca que se encargaba de administrar y cuidar los libros de ese increíble lugar, casi todo lo que había eran pergaminos y proyectos humanos que las hadas utilizaban para estudiar a esos seres que se esforzaban por crear cosas que quizás para ellas les sería simple hacer, pero que su entusiasmo y disciplina hacía que ellas los admiraran. "Buenos días Nathanielle"- dijo una voz rasposa pero dulce tras la nuca de la hada que estaba justo en la sección 'Frases Extrañas' al darse a vuelta pudo ver a uno de los trolls que se encargaban de acomodar o ayudar a las hadas y demás seres en la búsqueda de lo deseado. "Hola! Disculpa, estaba buscando algo... o más bien no haz visto por ahí algún pergamino o libro que este roto o que le falte un fragmento?" - preguntó Nathanielle mientras ponía en las manos del troll el cacho de pergamino que había encontrado hacía 1 semana bajo su puerta. "Mmm, hadas que aman eso no pertenece a esta biblioteca querida; aquí solo tenemos volúmenes y libros, ensayos y pergaminos humanos y se de muy pocos que escriben de hadas, pero no recuerdo ninguno que mencionara amor o algo por el estilo pequeña." El troll volvió a dar el pergamino a Nathanielle quién defraudada lo guardó en una pequeña bolsa. "Gracias." -dijo ella dando un beso al pequeño ser y caminando hacia la salida. " -" Pero si te interesa, en la casa de la bruja blanca hay libros que ni siquiera yo he leído; por qué no vas y le preguntas a ella... pero no le digas que yo te lo dije." Nathanielle volteó y sonrío al troll que ya flotaba en su plataforma de nuevo hacía dentro de la biblioteca. "Gracias." -suspiró.

jueves, 9 de febrero de 2012

El puente 53

Nathanielle seguía el rastro de su pétalo indicándole que había otro girasol no muy lejos de ahí, parecía estar oculto tras las rocas mágicas. Un lugar donde sólo habitaban duendes y algunos trolls que por lo general no eran amigables pero Nathanielle sabía que ya no habría ningún ser en ese lugar y eso más que animarla la entristecía, sentía la necesidad de al menos ver un duende enojado pidiéndole que se fuera de inmediato de su espacio. Realmente Nathanielle no entendía por que habría de estar ahí uno de sus girasoles, no tenía ningún recuerdo de ese lugar rocoso, sólo uno muy vano donde varios duendes la perseguían molestos por que ella se había atrevido a ir con un hada de rocío y se habían encargado de decorar las piedras de una forma que a los duendes y trolls no les simpatizó. Volvió a colocar el pétalo en el suelo y fué entonces cuando pudo ver detrás de la roca más alta de todas, una luz inmensa que viajaba hasta las nubes. "Aquí estás."- dijo Nathanielle mientras lentamente pasaba alrededor de la piedra, pero al encontrarse del otro la`o se sorprendió. No había ningún girasol, ni siquiera algún lugar donde pudiera estar oculto; hacia el horizonte todo era sólo sequía, al agacharse para volver a colocar el girasol un viento repentino y fuerte empezó a sacudir el pétalo y el cabello de la hada, todo daba vueltas a su alrededor y sobre ella, sentía cómo todos los pétalos volaban a su alrededor; los 3 volaban en el aire y ella intentaba saltar para alcanzarlos, pero era en vano. "Por favor!"-gritó Nathanielle sin poder abrir los ojos por el torbellino que se agitaba frente a ellos. La hada saltaba lo más alto que podía pero era imposible alcanzar las hojas, fue entonces que una mano se movió frente a ella y logró capturar uno de los pétalos y de pronto el torbellino cesó y ahí estaba él con el cabello enmarañado y sosteniendo un pétalo frente a los ojos de Nathanielle.- "Musiel."

miércoles, 8 de febrero de 2012

El puente 52

Musiel miró al suelo y pudo ver a un pequeño ser con cabellos entre pelirrojos y grises jalando de su bota. "¿Te sucede algo?" -preguntó el joven mientras se agachaba para mirar a Griham que insistía sin hablar. Algunas hadas ignoraron el suceso y seguían su rumbo hacía donde planeaban llegar para hacer su nuevo hogar, todas aún resignadas pero felices. "Tienes que venir la libélula... Amanta o algo así me pidió que lo hiciera, que te llevara; necesitan de ti." -"¿Agatha? ¿Esta bien Nathanielle? ¿Que es lo que ocurre? Vamos llévame a donde sea pero dime que pasa." -dijo Musiel poniéndose de pie y dejando a las hadas sin hablarles, no podía asustarlas ni quería hacerlo. El árbol gigante veía todo sin decir una palabra hasta que no pudo aguantar más sin opinar "¿Cómo sabes que esto no es una trampa hijo?" dijo con su voz grave y amable, Musiel volteó a verlo y después miró a el troll. "¿Quién eres?" y fué entonces que los ojos de la criatura se iluminaron, nunca ningún humano le había preguntado quién era, nunca nadie se había preocupado por saber que pensaba o que deseaba. "Soy amigo de Agatha, nos acabamos de conocer anoche; pero fui prejuicioso e insulté a aquellos que habían vuelto del mundo mágico un pastizal sin vida, sin conocer su historia; pero esque... perdí a mi familia; lo perdí todo y durante 4 días no hable con nadie hasta que ella llegó, sólo te pido confíes en mi y en que Agatha y la hada te necesitan." Musiel no dijo nada y volteó de nuevo hacía el gran árbol. "A mi me pareció convincente, pero tu eres el que correrá el riesgo." - dijo el árbol mientras sonreía al chico. "Llévame con Nathanielle por favor... ¿Cómo te llamas?" -"Griham." -"Llévame Griham por favor." Entonces el pequeño troll corrió a toda velocidad mientras el humano lo seguía con prisa. "No olvides aferrarte a mi hoja color oliva joven. No la sueltes jamás."

martes, 7 de febrero de 2012

El puente 51

"¡Espérame!"- gritó el troll desesperado mientras salía corriendo tras la libélula que cada vez volaba más alto en el cielo. La pequeña halada hacía como que no escuchaba al ser de cabellos canosos y anaranjados, pero de pronto la culpa invadió su cuerpo. "Esta bien, te daré otra oportunidad... pero tendrás que ayudarme." -dijo Agatha mientras decendia de nuevo hacia el suelo y se posaba en la nariz puntiaguda del troll. -"Claro te ayudaré en lo que sea, sólo no me dejes sólo por favor." -"¿Cómo te llamas?" -"Mi nombre es Griham" -"El mío es Agatha. Griham necesito que corras a buscar a un humano y se que esto no será de tu agrado pero es el único que podrá ayudarnos yo vine a buscar a una hada de la cual estoy a cargo de cuidarla pero anoche perdí mucho tiempo hablando contigo y me temo que necesitaré de más ayuda." -"¿Que tiene que ver un humano aquí?" Agatha lo miraba directamente a los ojos y de pronto el carácter gruñón de Griham se volvió amable de nuevo. "Lo haré, sólo dime cómo es." -"Antes de que vayas debes saber que este humano es por el cuál muchas cosas están así y quiero que le des el máximo respeto que se merece, por que es un noble corazón y no ha querido más que ayudarnos. El ama a mi protegida y ella a él y no importa más nada, sólo que ellos estén juntos, entendido?" Griham por alguna extraña razón no sintió desprecio por lo que se le había asignado, más bien pensaba que sería la oportunidad perfecta de ver esa historia desde otro punto de vista. "Me parece bien, lo haré." Agatha volvió a volar hacía el cielo quedando poco arriba de el cabello de ese troll. "Su nombre es Musiel Longotob, tiene 27 años humanos; es de cabellos obscuros y tes blanca; ojos muy profundos y sonrisa amigable." -" Esta bien, buscaré al Señor Longotob y le pediré que de urgencia venga por su amada." Y de pronto Griham salió corriendo por los pastizales secos. 

lunes, 6 de febrero de 2012

El puente 50

-Recuerdos de Él-

"Baja ahora mismo del techo." - gritó el papá de Musiel al chico de 13 años que se encontraba de rodillas mirando las estrellas que esa noche se veían de un extraño color rosado. -"¿Porqué son rosas Papá?" -"No lo sé Musiel, ahora baja de ahí antes de que te caigas." El chico se paró lentamente y caminó hacia la parte menos alta del techo y de ahí salto a los arbustos con formas extrañas que tanto le gustaban a su Mamá. "Al menos no los dañaste." - gritó su padre mientras lo tomaba de la camisa y lo paraba. -"¿Que es lo que te sucede últimamente Musiel?" El chico se sentía como perdido y a pesar de que escuchaba la voz de su padre, la sentía lenta y grave cómo en un extraño sueño donde el tiempo no va de la mano con el sonido. -"Perdón Papá solo quería ver las estrellas, me pareció extraño que fueran rosadas." - "Pero no lo son hijo, míralas bien." y al voltear de nuevo al cielo notó las estrellas de color blanco, tan comunes como siempre. Musiel tallaba sus ojos esperando volver a enfocar el color rosado pero resultó imposible. Su papá le dio unas palmadas en el hombro y mientras se alejaba lo podía escuchar decir: "Creo que mi hijo ha enloquecido." Musiel se sentó cerca del arbusto de su Mamá y comenzó a llorar. "¿Que es lo que me pasa?" al terminar la pregunta una luz rosada volvió a iluminar su cielo, pero esta vez era una aurora boreal. Una voz dulce y serena le hablaba al oído. "No tengas miedo, ni pierdas la fe; hemos vuelto... ¿Te acuerdas de nosotras?" Musiel tapó sus oídos con ambas manos y puso su rostro entre las rodillas. "Basta por favor, se que he enloquecido, que nada de esto es real, por favor basta." las lagrimas cada vez eran mayores. Fué entonces cuando sintió algo que nunca había experimentado, era como un rose en su espalda, una mano cálida que lo confortaba en su tristeza y pudo sentir a alguien sentarse a su lado. Al incorporarse pudo verlo. "¿Que pasa?" Y las estrellas volvían a ser blancas sobre aquellos dos hermanos.

domingo, 5 de febrero de 2012

El puente 49


-Recuerdos de Ella-


'Deja que la brisa con rocío, moje tu piel. Cómo si apenas hoy hubieras despertado,
que la sombra de un sauce cubra tu silueta y pierdas tus alas por un ser amado.
Que los bosques se paralicen, que la luna pierda su brillo; que el mar deje su sal...
pero vueles enamorada, por que una hada que ama vale por dos.'


 "¿Crees que algún día llegue a amar?" - dijo Nathanielle después de haber leído aquel poema a una pequeña hada de tréboles. "¿Donde lo encontraste?" - preguntó la hada con ojos verdes mientras arrebataba el pergamino de las manos de Nathanielle. -"No lo sé, hoy que desperté lo encontré bajo la puerta de mi recamara, no se quién lo puso ahí." -"No creo que esto sea posible, no lo creo hada loca de girasoles." La hada de tréboles entregó de nuevo el cacho de papel a la chica mientras se iba caminando bajo los tréboles que creaban sus pies. -"Por que una hada que ama, vale por dos." se repitió a si misma.


sábado, 4 de febrero de 2012

Sólo te recuerdo...

Tu mente es una locura, no tiene sentido por ninguno de sus caminos y parece que al final llega a su principio; pero por algo debe de ser. No esperamos que todos los pensamientos sean iguales o brillantes, aunque hoy en día todos piensan lo mismo, hay mentes así que luchan contra ellas para conservar su desigualdad.
Tu mente es insana si y es posible que ni el psicologo más bueno la entienda ni siquiera el portador de sus recuerdos y memorias acepta los gritos desesperados que esta le avienta. No espero que siempre tengas las mejores ideas o los perfectos impulsos, por que no hay impulsos perfectos; pero se que en tus luchas siempre gana el mejor... quiero que sepas que confío en ti y en lo que quieres. Que permites a tu mente darse un momento de locura para aferrarte despues a la vida, que le dejes aventarse en ese mar repleto de piedras, para despues solo tocar el agua burbujeante.
Tu pensamiento es una locura amor y es posible que ninguno de los dos jamás comprenda... pero haz de saber que te amo y que estoy contigo siempre a pesar de todo y sobre todas las cosas. Lucha siempre por que el bueno gane y se que es difícil, pero puedes tú y nadie más me ha mostrado lo fuerte que puede ser un joven viejo de 26 años, al luchar consigo mismo.
Te amo y me siento orgullosa de la persona que eres, con tus cambios y tus locuras; con tus mejoras y tus errores; de tu constante lucha y de tus bajones... me siento orgullosa y feliz de vivir esta vida contigo y compartir momentos de locura y ratos de ansiedad.

-Escuchar aqui-

viernes, 3 de febrero de 2012

El puente 48

Nathanielle pasó la noche dormida en una cueva que desde chica había tomado como su refugio, aun en las paredes estaban pintados algunos de los girasoles que le gustaba crear cuando aun era una hada pequeña. Ese lugar parecía conservar lo poco de magia que quedaba en el reino y lo mejor era que se sentía protegida pues llevaba puesta la camisa de Musiel, podía sentirlo cerca. La mañana toco la cueva dejando entrar los rayos de un sol deprimido, blanco y sin calor, pero a pesar de esto Nathanielle se sentía con mucha fuerza y energía, había soñado con Musiel; ambos caminaban de la mano por esos campos repletos de girasoles y duendesillos enojados como antes, debía ser una señal. Al salir de la cueva la hada volvió a colocar en el suelo el pétalo de su girasol y siguiendo los rastros de rayos que la dirigían a los demás girasoles Nathanielle comenzó su día. El más cercano parecía estar detrás de una de las colinas más altas del mundo mágico, lugar donde los unicornios y los pegasos vivían, había una enorme cascada de aguas azules y casi siempre se encontraban a los potrillos jugando entre si. Pero al cruzar la colina Nathanielle encontró que todo eso se había desvanecido, las cataratas y cascadas estaban secas y sólo quedaban las huellas en el suelo de los hermosos animales que habían habitado ahí. Nathanielle volvió a poner el pétalo en el suelo y entonces pudo verlo, donde antes había una catarata; ella amaba esconderse tras ella y poder admirar a los unicornios y era ahí donde otro de sus girasoles se escondió. Al igual que con el primero y segundo la chica tomó un sólo pétalo y después beso delicadamente la flor mientras exclamaba "volveré por ti." Se sentía con mucho paz a pesar de que ese mundo parecían solo ruinas, se sentía segura por que sabía que aún todo podía rescatarse, que volvería a andar de la mano con Musiel por las colinas y que regresarían a ese lugar a montar unicornios y pegasos.

jueves, 2 de febrero de 2012

El puente 47


-Escuchar aquí para la historia-


La mañana acariciaba los parpados de Musiel, podía sentir los rayos de sol quemar suavemente su rostro y por alguna extraña razón comenzó a sonreír aun con los ojos cerrados y sintiendo en sus costados a algunas hadas que se habían quedado dormidas junto a él. De un momento a otro el calor de sus mejillas había desaparecido y pudo sentir que una sombra tapaba su rostro e impedía a la mañana seguir tocándolo al abrir los ojos Musiel pudo ver unos enormes ojos verdes que lo miraban fijamente, eran ojos curiosos y cansados. "Buenos días" - dijo una voz profunda y fuerte, tan fuerte que todas las hadas se despertaron sobresaltadas y comenzaron a volar al rededor de Musiel y aquel gigantesco árbol que se había curvado para saludar a los seres que se habían quedado dormidos a sus pies. Musiel se levantó de un brinco "discúlpenos, en verdad no creímos que usted fuera o bueno que usted estuviera vivo, en verdad lo lamentamos." El árbol comenzó a reír con todas sus fuerzas mientras volvía a ponerse recto. -" No se preocupe joven humano, estoy acostumbrado a que seres se duerman en mis raíces, me alegra esta vez hayan sido hadas y humanos... aveces se quedan dormidos duendes de fuego y cuando menos lo esperan en sus sueños se asustan y empiezan a producir llamas, que créame a mi no me resulta nada divertido sentir que me vuelvo una chimenea viviente." Musiel no pudo evitar reír mientras el árbol le contaba su anécdota, el chico jamás había conocido a un árbol parlante y aunque su abuelo le había comentado que eran como ancianos malhumorados el joven encontraba extrañamente adorable y divertido a ese árbol hablador. Se sentía pleno de poder ver con sus propios ojos algunas de las mil criaturas que su Mamá le había contado como historias antes de dormir. "Tu abuelo dice que si te topas con un árbol que hable lo más importante que debes hacer para ganarte su afecto es pedirle una de sus hojas color oliva para la buena suerte." - recordó Musiel. "No se si le molestaría regalarme una de las hojas color oliva que tiene." El árbol lo miraba maravillado de pronto una de sus ramas la más larga bajo directamente hacia Musiel. -"Toma la que más te guste hijo. Eres la segunda persona que me ha pedido una hoja sabías? Y aunque al primero que se la di, fue de mala forma; debo admitir que jamás me sentí tan alagado y que esto vuelva a pasar... me resulta fascinante. Fascinante."

miércoles, 1 de febrero de 2012

El puente 46

Los ojos del Troll miraban fijamente las alas purpuras de Agatha y su respiración poco a poco se hacía menos acelerada y más tranquila mientras sus pupilas recorrían toda esa mágica libélula que había llegado a su rescate. "Hola."- dijo el troll con una voz temblorosa y aguda, Agatha se movió de su rodilla a la hoja más cercana que encontró. "Hola." - contestó ella sin saber exactamente que otra cosa responder. El día estaba nublado cosa rara en el mundo de las hadas, por que aún en tiempo de lluvia el aire siempre se siente cálido y el cielo se ve con bastante claridad. "¿Los tiempos están cambiando verdad?" - preguntó el pequeño troll mientras asomaba su puntiaguda nariz por uno de los huecos que había entre las piedras y la hiedra. Lagrimas doradas se hacían paso pos las mejillas redondas del troll y Agatha sentía la pena de su compañero, pues sabía muy bien que los tiempos habían cambiado y no a favor cómo hace mucho se les había prometido. -"Yo sabía que nunca debíamos hacernos amigos o aliados de los humanos y no solo yo sabía esto, mi padre; mis tíos; mi familia y sabes ahora donde están?" - preguntó el duende con mucha rabia en sus palabras mientras con su manita derecha comprimía una hoja de hiedra que dejo caer destrozada al suelo. -"Están muertos, cómo todos aquellos que tuvimos el valor de quedarnos a remediar o querer componer el error de las hadas, no nuestro." Agatha lo veía inquieta, de verdad estaba furioso ese troll. -"Hacerse amigos de humanos, querer a un humano? buscar a un humano? amar a un humano?"- sus palabras fueron interrumpidas por su propia risa. "Tu estas a favor o en contra de esta abominación libélula?" -"Estoy a favor de amar y de no hablar cuando no entiendo las cosas o no se ni siquiera de que estoy hablando." -dijo ella mientras desprendía vuelo y atravesaba uno de los huecos de las piedras y la hiedra. -"Quizás debas esperar a que alguien igual de intolerante que tu, venga a rescatarte." Y al darse la vuelta para continuar su vuelo el troll la detuvo diciendo: "Espera por favor, quizás puedas hacerme entender que fué lo que pasó."