sábado, 31 de diciembre de 2011

El puente 22

Nathanielle no tenía nada que llevarse más que la camisa de Musiel, de seda blanca con un bordado color rojo que delicadamente entraba por el blanco y salia haciendo como olas en los puños. Las lagrimas esta vez no salían, estaban cristalizadas en sus ojos, apenas queriendo mostrar señales de vida. La promesa de aquella próxima reina se cumplía, todas las tierras donde ella no fuera reina serían conquistadas; las tierras donde ella no tenia influencia ni poder debían ser deshabitadas, todo ser que fuera en contra de ella; desalojado. Las hadas desde un principio se habían negado a otorgar las tierras a ella, o a cualquier humano que quisiera conquistarlas, pocos sabían de esa tierra y Nathanielle se sentía totalmente culpable por lo que estaba pasando, por que a pesar de todo; ella sabía el verdadero motivo de esa reina para querer hacer sufrir a todas las hadas, pero más a una de ellas... a Nathanielle.
-"¿Sólo te vas a llevar eso?" dijo una de las hadas de aire que llevaba en una bolsa mágica todos sus libros de encantos, algunas velas y varias de sus zapatillas favoritas. "Sí, creo es lo único que necesito por ahora; tu sabes que este vestido cambia de color y mis zapatillas igual así que dudo necesitar de ropa." dijo Nathanielle con una sonrisa sincera que contagió a la otra hada. "Extrañaré nuestra casa." - "Vamos a regresar, tenlo por seguro... se que esto; es mi culpa." -"Nathanielle, no es culpa tuya haberte enamorado, al contrario... quizás fuiste la única valiente de todas nosotras y nos sentimos orgullosas de ti, tu amor vale más que toda nuestra magia junta y lo sabes." Nathanielle se quedó pensando, en silencio. -"Mis alas estan reapareciendo y si su corazón sigue latiendo de miedo o por lo que sea, voy a volverme un hada de nuevo; sin derecho a amar nunca más." las lagrimas se habían descongelado y caían por sus mejillas suavemente. -"No vamos a permitir que eso pase nunca, ¿que podemos hacer para que esto no pase?" -"Podría impedirle que latiera su corazón o esperar que él lo haga por si solo, que regrese antes de que sea tarde y si siento que se tarda demasiado; puedo pedir mis alas de regreso; pero me olvidaría de todo; él se olvidaría de mi y sólo en la remota posibilidad de que volvieramos a encontrarnos... él me amaría y yo a él de nuevo." El hada la veía atónita pues jamás había imaginado que amar sería tan complicado. -"Se que todo saldrá bien, ahora vamonos antes de que sea muy tarde querida." Las hadas se tomaron de la mano y salieron corriendo por la puerta de madera, bajaron las escaleras mohosas y cerrarón trás de si la puerta de la entrada. "Adios."

viernes, 30 de diciembre de 2011

El puente 21

-Recuerdos de Él-

Hacía poco que Musiel estaba de nuevo en el castillo, las paredes empedradas; las cortinas inmensas color rojo que tapaban los enormes ventanales y los pisos de madera fina eran los mismos. Todo parecía en su lugar cómo hace 10 años que había partido del lugar. Con 20 años sus ojos habían visto más de lo que algunos con 50 años pudieran imaginar y el eco de sus pasos por aquel amplio corredor no llegaban a calmar los gritos en su mente, gritos de jubilo por estar de regreso; por volver a verlos... abrazar a sus hermanos y papás.
Algunos muebles estaban polvosos y en las esquinas se apreciaban enormes telarañas sin habitantes y a la mitad del corredor la luz que entraba de una puerta entreabierta que lo invitaba a inspeccionar. -"He vuelto Mamá." dijo fuertemente mientras trotaba hacia la puerta casi cerrada. Al abrirla por completo vio la alcohoba de su madre intacta, la cama tendida y el enorme tapete, color café que siempre pensó que era un enorme oso, estaba aún ahí... algo sucio pero en la misma posición de siempre. -"¿Mamá? A lo lejos se escuchaban pasos corriendo a toda velocidad hacía la dirección donde él se hallaba. -"Joven Musiel a vuelto, acompañenos." -dijo uno de los sirvientes que Musiel no reconocía, pero al otro más anciano si. -"He vuelto, donde estan todos?" -"Siganos por aquí joven le explicaremos todo en el trayecto."
De pronto, por uno de los ventanales que no estaba cubierto por la cortina roja; logró ver una luz roja que atravezaba el cielo. -"Ya esta aquí." -gritó el sirviente más joven mientras jalaba la camisa de Musiel para que apresurara el paso. "¿Que esta pasando?" Y antes de que cualquiera de los dos sirvientes le contestara todo se nubló de repente para Musiel y así acababa ese recuerdo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

El puente 20

-"¿Entonces conocía bien a mis abuelos?" El anciano dio un sorbo al te caliente y mientras limpiaba su bigote blanco con un pañuelo color beige contestó lentamente. -"Primero... primero conocí a tu abuelo, cuando eramos unos muchachos de 14 años o 15 quizás. Fuimos grandes amigos, los mejores." -"¿Y a mi abuela?" -"Tu abuelo y yo eramos unos locos, nos encantaba recorrer todas las tierras habidas y por haber. No hay montaña que no recorrieramos juntos! Lo extraño mucho aveces y aunque no lo creas ahora que abrí la puerta, no te reconocí por que yo haya visto alguna foto o te haya visto antes, es sólo que a pesar de que el color de tus ojos no es azúl, tu mirada es idéntica a la de tu abuelo." Musiel lo veía intrigado y algo extrañado por que no había contestado su anterior pregunta pero prefirió no insitir, oír hablar de su abuelo era más que suficiente para él. "Mi abuelo es mi ejemplo a seguir, por que a pesar de que tuve un padre desde chico algo me hacía sentir que tenía más parecido con mi abuelo. Yo también lo extraño mucho, sus palabras y sus locuras." Agatha veía a ambos conversar y mientras volaba silenciosa en la habitación su mente no pudo evitar hacer conjeturas. "La de la esfera es la abuela de Musiel." Cayó en picada y colocandose en el hombro de Musiel empezó a hablarle a pesar de que este la ignoraba. "Musiel, tienes que saber algo." -"Ahora no." -"Musiel, hazme caso porfavor!" -"Agatha estoy hablando ahora me dices." -"Creo que es mejor que me vaya a dormir joven Longotob. Nos vemos en la mañana." -"¿Se ha molestado?" -"No. Pero creo tu libélula tiene algo que decirte; buenas noches."

miércoles, 28 de diciembre de 2011

El puente 19

Nathanielle se pasó la noche pensando en lo que el hada de Sol le había dicho. "Los girasoles guardan tu magia y recuerdos." ¿Pero cómo saber donde están esos girasoles? Acostada en su cama con lagrimas en los ojos la joven abrazaba una camisa que hacía mucho Musiel había dejado ahí. "Te extraño tanto mi amor." De pronto por la ventana un as de luz atravesó hasta llegar a la madera de su pared, ella despacio se levanto y al dirigirse a su ventana vió algo que la perturbó. Del cielo una luz roja brillaba y una voz hablaba fuertemente mientras se veía a más hadas caminando por los jardines fuera de sus casas. "Huyan, vayanse lejos; estas tierras pronto van a ser invadidas; es una advertencia; la sequía se apoderará de este sitio en poco tiempo, vuelen hadas y escondanse." La inquietud de todas las hadas se hacia presente, Nathanielle bajo rápidamente las escaleras de madera vieja y se encaminó hacía la puerta de entrada que estaba abierta y frente a ella, sus amigas hadas asustadas miraban el cielo. "¿Que esta pasando Nathanielle?"- dijo Argay mientras la abrazaba fuertemente. -"Tranquila, es solo una advertencia, aún nos queda tiempo." -"A la tierra hermana no le quedó tiempo, nos van a desterrar; nos van a desterrar de nuestro hogar."-decía un hada de aire asustada mientras corría a su habitación para tomar algunas de sus pertenencias. El mundo mágico estaba en caos, las hadas iban a perder sus tierras. "Son ordenes de la próxima reyna." -dijo la voz apenada mientras la luz roja del cielo poco a poco se desvanecia. -"Lo siento mucho." Todas las hadas corrían a sus hogares apresuradamente, todas menos Nathanielle que gritaba a la luz que estaba ya muy lejos de su cielo. "No pueden hacernos esto, no pueden robarnos esto; porfavor. Porfavor."

martes, 27 de diciembre de 2011

El puente 18

-Recuerdos de Ella-

La tierra seca en esa época era igual de hermosa que la tierra húmeda que ese puente conocía, árboles de mil colores distintos; el pasto era gigantesco y suaves gotas de rocío bañaban los pétalos de rosas que ni en tu imaginación podrías ver.
Nathanielle volaba por encima de todo ese lugar, en busca de el lugar perfecto para hacer nacer algún girasol que diera vida y movimiento al pasto, al viento. Paró sus diminutas piernas por encima de una roca mohosa y detrás de ella un cacho de tierra desnuda la invito a hacer su magia.
Decoraba el girasol con esmero y paciencia, llenaba de color sus pétalos y con toques verdes daba vida a sus hojas y tronco. Sus alas se movía a una velocidad impresionante, parecía que no las tenía pero ahí estaban causando un pequeño viento que ayudaba al girasol a despertar.
A lo lejos se escucharon pasos, apresurada puso el último toque a su flor y voló a esconderse detrás de un árbol de cerezos. 
No muy lejos de ahí un joven de cabellos castaños y tes pálida hablaba consigo mismo de lo miserable que había sido su día, mientras se sentaba a la orilla del riachuelo; el hada sigilosamente se acercaba a verlo, nunca antes había visto una criatura así. 
Suavemente daba pasos por el pasto, sin que él se percatara; al irse acercando podía ver sus facciones, sus labios; sus ojos; era igual a ella sólo que más grande y sin alas; era la misma forma que ella tomaba al estar en su mundo, pero era tan extraño ver a alguien igual que ella, sólo que con algo distinto. No parecía ser femenino. Su voz era áspera, sus manos menos delicadas y su cabello aunque no era corto; no era como el de una mujer.
Sin darse cuenta que sus pensamientos la habían atontado ella ya estaba frente a él con la mirada clavada en la suya y el extrañado y asustado no pudo más que decir: "¿Que cosa eres?" - ella asustada voló hasta la copa de un árbol y él se erguía para verla mejor. -"No quise espantarte preciosa, ven baja." Ella se quedó quieta intentando que el pensara que era su imaginación. "No pensé que en verdad existieran."  

lunes, 26 de diciembre de 2011

El puente 17

Agatha voló por encima de la puerta de madera, buscando algún orificio por el que pudiera entrar, al encontrarlo se metió rápidamente al cuarto buscando de donde provenía esa misteriosa y mágica luz que había hipnotizado el momento.
Al entrar al cuarto pudo notar que era la habitación de el hombre, una cama amplía y varias pilas de libros estaban mal acomodadas enfrente de una pequeña ventana; en el piso habían recortes de distintos dibujos a los cuales no le encontraba ningún sentido, y ahí en la mesa de noche se encontraba algo que Agatha nunca habia visto, a pesar de vivir en un mundo lleno de magia aquello era nuevo a sus ojos.
Voló suavemente por encima de esa misteriosa bola de cristal, soltaba destellos de colores y poco a poco en lo que ella se acercaba iba disminuyendo su brillo para permitirle ver por dentro de esta. Agatha posó sus patitas en la mesa y así intentando ver por dentro de la esfera logró visualizar algo.
Era una mujer de edad avanzada con gran porte y un hermoso rostro que mostraba absoluta gentileza y confianza, de cabellos claros y ojos grandes sonreía cómo viendo hacia Agatha, era una especie de imagen que se movía poco, como un momento capturado en esa bola mágica. 
La libélula se sentía atraída por aquella imagen, de pronto ahí mismo un hombre con un abrigo de piel se acercaba a ella y la abrazaba fuertemente, se parecía mucho al anciano de la casa, sólo que más joven, sus cabellos blancos en esa esfera se veían entre canosos y castaños. Se veían ambos muy enamorados y felices. 
La imagen así se repetía mil veces, primero la dama y después el abrazo entre ella y el hombre de la casa. La libélula contenta por su descubrimiento voló de nuevo por encima de la puerta y salió campante volando por el corredor para llegar de nuevo a la sala, donde aun conversaban Musiel y el anciano hombre. "Yo conocía bien a tus abuelos Musiel."

domingo, 25 de diciembre de 2011

El puente 16

Los días para Ella se volvían monótonos y angustiantes,  sin señales de Musiel ni de Agatha; Nathanielle se dedicaba a recorrer los bosques de esas tierras, los arrollos; pastizales y colinas que hacía mucho tiempo no visitaba. 
En su mente solo habían dudas, pero había un pequeño espacio donde estaba la seguridad de que él regresaría libre de todo mal; ansioso por quedarse en ese mundo, junto a ella.
A lo lejos de esa colina, escondido entre la maleza Nathanielle pudo ver algo que encantó sus ojos, sobresalía sobre cuatro o cinco helechos, tenía un hermoso color amarillo y naranja en sus hojas. Se levantó rápidamente a comprobar si aquello en efecto era un girasol.
Al acercarse y ver que sus ojos no mentían, necesitaba sacar a ese girasol de la prisión que hacían los helechos así que los arrancó rápidamente mientras muchos duendesillos alados salían disparados hacía sus cabellos. "Lo siento mucho."- repetía ella mil veces mientras ellos se iban volando de aquel lugar. -"Pero debo rescatar esto."
 Al verlo ahí, su corazón empezó a latir rápidamente, hacía tanto tiempo que no se veía un girasol en aquellas tierras; era lógico que si su magia se había ido con sus alas; era imposible hacer nacer de nuevo girasoles y aunque ese girasol no pudiera simbolizar nada bueno, la hacía feliz poder verlo.
"¿Porqué aquí no?" - dijo una voz suave por encima de los cabellos de Nathanielle, al girarse pudo ver a la hermosa hada de Sol sonriente y extendiendo una mano para ayudarla a subir. -"Sí, hacía mucho que no veía uno, me pregunto por qué apareció este y porqué aquí... creo saber la respuesta pero.." - "No toda la magia viene de unas alas Nathanielle, la magia se representa de mil formas diferentes aquí hace no mucho tiempo pasó algo de gran importancia; de total importancia para ti y eso dejó un rastro de tu magia impregnado en estos suelos." - "Aquí conocí a Musiel." -"En todo lugar donde dejes un latido fuerte de tu corazón ha de nacer parte de tu magia y tus recuerdos mi hermosa amiga, recorre cada lugar de este mundo y los de fuera donde tu corazón haya latido de una manera distinta y encontrarás parte de tu magia y otros secretos." -¿Y que debo hacer con la magia de mis girasoles?" -"Eso sólo tu puedes saberlo." 

sábado, 24 de diciembre de 2011

El puente 15

-Recuerdos de Él-

El castillo era enorme y a la vista de un niño de 6 años era más enorme aún, sus amplios corredores; las cortinas gigantescas que cubrían ventanales enormes y bancas bajo cada una de ellas era el lugar  favorito de los niños Longotob para jugar,  excepto para uno de ellos. El extraño niño de 6 años prefería huir hacía la biblioteca donde nadie pudiera molestarlo, perderse en cuentos e historias que pensó no podrían existir; pero sus historias favoritas se encontraban a lo alto de esa enorme biblioteca. Iba al comedor por una silla de madera y con esfuerzo y dedicación la llevaba hasta ese lugar, para poder alcanzar las historias de hadas, hechiceros; dragones y duendes que no le tenían permitido leer. "No quiero que contamines tu mente con historias absurdas Musiel." -dijo su padre al encontrarlo por cuarta vez esa semana, intentando bajar uno de los libros mágicos. "Si no son buenos, por qué los tienen aquí." -" Por que a tu madre le encantan, pero ella ya tiene edad para comprender lo que es verdad y lo que no es verdad." El guapo hombre cargo por la cintura a su hijo y mientras lo dejaba le quitaba suavemente el libro de sus manos. "No más historias de hadas." Se encaminó hacia un enorme libro de historias de Vikingos. -"Esto si es para un muchacho de tu edad." Y al decir estas palabras y dar unas palmadas en el hombro del pequeño, el señor se retiró. Musiel con aquel enorme libro entre sus brazos aún veía esperanzado el libro de hadas y magia, no se daba cuenta que en la puerta un señor con un enorme abrigo de piel lo observaba sonriendo. "¿No quieres ir a jugar con Rusiel y Andél?" - al oír la voz de su abuelo Musiel corrió dejando el libro de Vikingos sobre un sillón. "No! Tu sabes que yo quiero leer un cuento de hadas, pero no puedo." Su abuelo lo tomó de la mano y ambos caminaron hasta la sección donde estaba el libro prohibido. El hombre lo bajó con cuidado y aún de la mano del niño lo invitó a sentarse con él en el sillón. Abrió el libro con ayuda de Musiel y ambos comenzaron. -"Muy pocos han sido afortunados..."

viernes, 23 de diciembre de 2011

El puente 14

La casa de aquel viejo hombre era muy abrigadora, con grandes sillones que te obligaban a caminar por estrechos pasillos y moverte cuidadosamente para no tirar ninguno de sus enormes floreros, sin flores. 
-"No puedo creer que este usted en mi humilde casa joven Longotob." Musiel sólo sonreía tímidamente mientras el hombre le acercaba una taza de te caliente. "Veo que estuvo mucho tiempo fuera del palacio cierto? Es por ello que esta tan sucio y valgame el cielo! Tiene varias cortadas en sus manos y rostro joven." De pronto el hombre se levantó del sillón y desapareció por uno de los estrechos caminos, Musiel sólo recorría con las pupilas su vivienda y se acomodaba en el sillón asegurándose de que sus manos cubrieran por completo esa linda taza caliente, que ayudaba a reconfortar sus manos frías. Casi de inmediato el hombre regresó con un enorme abrigo de piel de oso pardo que colocó en el regazo del muchacho. "Vamos póngase eso con confianza por favor." Al ver el abrigo la nostalgia recorrió cada centímetro del cuerpo de Musiel. Las lagrimas estaban por asomarse pero logró contenerlas con un suave "gracias". "Se parece mucho cierto." - dijo el señor después de algunos minutos de silencio, en lo que el joven se ponía cuidadosamente el abrigo intentando no dañarlo. "¿Disculpe?" -"Que el abrigo es muy parecido al de tu abuelo, si no es que; es idéntico." Musiel extrañado miraba a aquel hombre que ocultaba su sonrisa con una enorme taza color rojo. -"¿Usted conocía a mi abuelo?" -"¿Que si conocía a Romul, a Romul Coli? Vaya que conocía a ese viejo loco, una de las mejores personas que me he topado en mi vida." Mientras Musiel y el viejo platicaban Agatha recorría curiosa la casa, intentando no posar sus patitas en ningún lugar, de pronto al final de las escaleras que daban hacía el ático vio una luz que la cegaba casi por completo, atraída por su color voló hasta la puerta. Y al asomarse por la cerradura vio algo que la dejó impactada. 

jueves, 22 de diciembre de 2011

El puente 13

El amanecer se metía sigiloso por la pequeña ventana del cuarto de Nathanielle, los rayos de sol apenas tocaban sus labios y al abrir sus ojos se dio cuenta que estaba arropada y no recordaba cómo es que había llegado ahí. "Buenos días" - dijo una tierna voz. Al elevar la vista una chica de cabellos blancos la veía emocionada y a la vez algo preocupada. "¿Estas bien? ¿Te sientes mejor? ¿Te traigo algo de comer?" -El hada hablaba rápidamente sin dejar espacio a Nathanielle para responder. "Sí estoy bien y me siento muy bien y no te preocupes no es necesario nada de comer... por ahora!" - dijo ella sonriendo a la par de Argay que si no era su mejor amiga, era una chica sincera y optimista que amaba hacerse de amigos. "Yo se que te ama" -dijo la chica mientras se sentaba al pie de la cama y agarraba la pierna de Nathanielle. "Mira yo no se de amor, por que realmente no es algo que me interese sentir, digo yo amo la vida y todo pero a un humano; no no son demasiado tontos." - tras decir esto ambas chicas rieron. "Lo amo demasiado, es sólo que... siento que lo estoy perdiendo y él no lo sabe y me da pavor la idea de que algo así suceda." - "¿Y porqué no lo buscas?" -"El no quiere ser buscado." -"Yo opino que le des la oportunidad de lograr las cosas solo, pero si sigues sintiendo que algo malo puede pasar, ve en busca de el Nathanielle. Su amor vale demasiado." -dijo la chica mientras se paraba y caminaba hacia la puerta. -"Iré por alguna frutilla o algo para que recobres fuerzas." Nathanielle se quedó pensativa, quizás el iba a necesitar de ella más adelante y no podía estar débil, tenía que mejorar. Se levantó tempestuosamente de la cama, sacudió las sabanas, miró en el pequeño espejo el asomo de sus alas y se exclamó a si misma: "No lo vas a perder."

miércoles, 21 de diciembre de 2011

El puente 12

-Recuerdos de Él-

Era ya extraño el día que no estuvieran juntos Musiel y Nathanielle, ella le enseñaba cada secreto mágico que esas tierras guardaban y el le contaba de todos los lugares que había conocido, tierras misteriosas, peligrosas; grandes y pequeñas pero ninguna tan hermosa cómo el lugar de el hada.
-"Nunca vi tantos colores juntos, no llegué a imaginar que existieran cascadas así de hermosas; ni que las hierbas fueran casas de duendes." -"¿Vendrás seguido a visitarme verdad?" - dijo ella viéndolo a los ojos momentos antes de que él volviera a montar su caballo y se retirara de aquel lugar. "Claro que sí Nathanielle, voy a regresar te lo prometo." Antes de poner el otro pie para terminar de subir el caballo se hizo para atrás y bajo de este, Nathanielle se dio una paso atrás asustada. "¿Estas bien?" Él se dio la media vuelta y mirándola fijamente a los ojos le dijo: "¿Porqué tenias que aparecer tan tarde Nathanielle, por qué tenias que aparecer siquiera?" -"¿De que hablas?" -"Estas semanas a tu lado, me han hecho dejar de creer en todo lo que creía, aunque en el fondo siento que jamás creí de verdad en nada que no fuera esto. Me haz enseñado el mundo tal y cómo suponía que era y ahora debo marcharme para volver a vivir en mi mentira." -"No te marches" - dijo ella con los ojos cristalinos. -"No me dejes aquí, por que yo no pensé que viviendo en un mundo tan maravilloso algo iba a robar mi mirada de esta forma" Él tomaba sus manos y dándole un beso en la mejilla se despidió de ella. "Si fuera libre, buscaría junto a ti dejar de serlo; pero no lo soy Nathanielle." Ella sintiendo un hueco en su corazón dio un paso en valso y cayendo sobre sus vestidos lo observaba inconsolable. Él intentó ayudarla pero ella se negó. "Vete ya." Musiel subió rápidamente en su corcel y así ella lo vio partir por una colina amarilla.

martes, 20 de diciembre de 2011

El puente 11

"Hablaremos cuando tengas el valor de venir sólo" - dijo Lesia mientras su vestido poco a poco se desvanecía junto con ella en un viento fuerte que despeino por completo el cabello del jinete; lo hizo cerrarlos ojos a la fuerza impidiéndole ver hacía donde se dirigía aquella brisa, hacia donde huía esta vez Lesia Conllord. 
"Perdón si arruiné algo, sólo cumplo ordenes." - Le dijo la pequeña libélula mientras se colocaba en su hombro. -"Llegaste en el momento ideal, debemos ir a buscarla Agatha, pero esta vez escóndete bien." -"¿No quieres que le lleve ningún mensaje a Nathanielle antes de partir de nuevo?" - "No, es mejor que tenga noticias de mi, hasta que sea completamente libre. Pero ¿ella esta bien cierto?" La libélula no dijo nada, sólo aceptó acompañarlo y así sobre él iban juntos en busca de aquella dama que sin el menor esfuerzo tenía el corazón de él latiendo fuertemente. Musiel, no sabia lo que podía ocurrir si su corazón latía, pero sentía que algo no estaba bien. 
Cada paso que daban fuera de ese bosque seco, era un aliento menos sufrible y un latido menos fuerte. Necesitaban encontrar donde pasar la noche, le pidió a Agatha que buscara entre los pocos arboles que había a la salida del bosque, alguna cabaña o lugar donde pudiera reposar. 
"Encontré algo, por aquí." - dijo la libélula mientras marcaba el camino hasta llegar a un árbol gigantesco, con una puerta de madera. Musiel no dudó en tocar la puerta y segundos después una voz rasposa habló. "¿Quién?" -"Soy Musiel Longotob y estuve perdido en este bosque por varios días, necesito donde descansar si no es molestia." -¿Longotob?" La puerta se abrió rápidamente, un viejo con barbas largas y blancas; cabello del mismo tono y ojos vidriosos lo veía tiernamente. "¿Pero que hace aquí Príncipe? Bendito sea el cielo, que lo trae a mi humilde hogar."

lunes, 19 de diciembre de 2011

El puente 10

"Escuchar aquí para entrar en la historia"
Aun apoyada en la ventana Nathanielle dejaba ir escasas lagrimas que parecían ya no caer y congelarse a mitad de sus mejillas sonrojadas por el llanto. Se incorporó y camino lentamente hacía el pequeño espejo que se encontraba cerca de la puerta de entrada. Bajó los tirantes morados de su vestido y lo dejo caer hasta media espalda; colocó su cabello por encima de su hombro y se acercó un poco al espejo para poder ver y girando de forma que la luna diera luz a su espalda, pudo verlo.
Suspiro fuerte mientras con la punta de sus dedos recorría la espalda; ahí estaban empezando a salir, las alas que había obsequiado estaban regresando y eso era la peor señal, señal de que Musiel no iba a regresar.
"¿Me estoy haciendo un hada de los girasoles de nuevo?" - se preguntó a si misma conociendo la respuesta e ignorándola subió rápidamente su vestido y colocó los tirantes. Aquello solo podía indicar que quizás el destino ya no quería que Musiel y Nathanielle fueran uno del otro, que las alas obsequiadas serían devueltas y que ella sería condena a ser un hada diminuta por toda la eternidad, sin permiso de amar o ser amada.
Las lagrimas caían, pero aún la esperanza de que él regresara antes de que el plazo de tiempo, terminara. 


-Recuerdos de Ella-

"¿Estas dispuesta a entregar tus alas y sólo ser un hada de girasoles fuera de tu tierra? ¿Estas dispuesta a conservar una figura humana siempre que estés con Musiel Longotob? ¿Estas dispuesta a perder tus fuerzas mágicas aún en estado de hada?"- le preguntaba el hada de Sol a Nathanielle mientras esta no dejaba de sonreír imaginando la vida al lado de ese jinete que había capturado su corazón.
-"Estoy dispuesta a todo, quiero estar con él. Quiero ser un hada enamorada su majestad." Un encantador vestido amarillo caía por sus piernas y hacia juego con unas zapatillas del mismo tono, que sabía que a Musiel le encantaban.
"Entonces se libre de amar, conoces los riesgos; pero también las recompensas que te hará sentir el amor. Te daremos una libélula para que sea apoyo para cuando seas un hada sin muchas fuerzas"- dijo la hermosa hada con una sonrisa cálida y contagiosa. 
Nathanielle se daba la vuelta cuando el silencio lo interrumpió la reina con unas palabras. -"Pero si el corazón de Longotob llegará a latir por cualquier otra mujer o cualquier otra razón, tus alas serían devueltas sin permiso a volver a darlas Nathanielle; si Musiel Longotob llegara a dudar de querer pasar la vida contigo; serías un hada de nuevo y nunca más recobrarías su amor." Nathanielle se dio la vuelta extrañada por estas palabras. -"No me mires así hermosa, sabes por que lo digo, Musiel no es totalmente libre; tengo fe en su amor pero no es el amor el único motivo que se le da a un corazón para latir; piensa en eso." - "¿Y si yo antes de que se me llegarán a quitar mis alas, las pido de regreso; el me olvidaría cierto?" -"Así es Nathanielle, pero tu tendrías derecho a cuando desearas volverlas a dar." -"¿A él?" -"Sí aun lo recordaras y el a ti, si la vida los pusiera de nuevo juntos y el destino en verdad los quisiera uno para el otro; sólo en ese caso querida, en ese remoto caso."

domingo, 18 de diciembre de 2011

El puente 9

Aun estando en el suelo Musiel tomó de nuevo la pequeña bolsa de farnela y la guardó otra vez en su chaleco. "Te lo quiero devolver, es tuyo." - "Sabes bien que no lo es."-dijo la voz de esa mujer vestida de negro que se volvía a acercar con el viento. "Yo te la di hace tiempo y quiero que la tengas, quiero entregarte así la libertad Lesia, por favor." Al oír su nombre la mujer lo vio entre asustada e incómoda. "No me digas así por favor, no digas mi nombre como si te fuera tan fácil hacerlo." En ese momento el pecho de él parecía a punto de dejar salir un corazón que latía enloquecido de miedo. "Sólo quiero que las cosas vuelvan a ser cómo antes, cómo cuando no te conocía y no vivía asustado de ti, de tu nombre; de tus recuerdos." La mujer sonreía y lo veía con descaro mientras él se volvía a poner de pie. "Sólo quiero que tu conserves el medallón, que era de tu madre y debe ser tuyo; tu sabes que eso te protege de mi Musiel y que es lo que te da la fuerza que en este momento muestras al ponerte frente a mi y exigirme cosas cómo si en tu corazón ya no hubiera ningún sentimiento hacia mi" - "Y lo hay, si hay un sentimiento Lesia, pero ninguno que quiera sentir por mucho tiempo." -"¿Odio?" -"Miedo." Los arboles secos se movían con el aire imaginario que aveces parecía no entraba en los pulmones de él, se sentía asfixiado y cansado de solo verla. "Tu sabes mis secretos querido." Y al terminar estas palabras de pronto el sintió una inesperada paz. "Ella esta pensando en ti."-susurro algo a su oído. Era Agatha que venía como un pequeño rayo de luz para esa obscuridad. "Y yo en ella, yo en ella."

sábado, 17 de diciembre de 2011

El puente 8

"Escuchar aquí para adentrarse a la historia"
-Recuerdos de Él-

El día era claro y la hierba que en aquella colina había crecido alcanzaba casi el metro de largo, Musiel la tomaba entre sus manos y tiraba de ella para arrancarla del pasto. "No deberías hacer eso" dijo una suave voz cerca de él. Al elevar su vista veía los ojos cafés de una chica, no eran ni grandes ni chicos pero tenían largas pestañas y un brillo singular. -"¿Porqué no? Es sólo hierba mala no hace más que quitarle espacio al pasto que crece en estos lugares que a diferencia de esto, no es malo." -"¿Así que crees que la hierba es mala? Déjame mostrarte algo." La chica se agacho y tomándolo de la mano lo hizo arrodillarse junto a ella. "Presta atención" Al decir esto soplo suavemente sobre las hojillas de una hierba verde claro y de pronto 3 duendecillos alados salieron volando hacia los cabellos de él. Ella reía fuertemente mientras el hacia movimientos bruscos para que pararan. "Espera"-dijo ella y tomándolo del rostro lo obligo a parar, lo veía fijamente a sus ojos color almendra que a diferencia de los de ella eran enormes, Musiel le devolvía la mirada. "¿Lo ves? Ahora les simpatizas"- y sin haberlo notado los duendecillos estaban sentados en su hombro mirándolo fijamente al rostro. "Creo que si les agrado ¿cierto?" -"Yo creo que demasiado," - dijo ella riendo fuertemente de nuevo. Los duendecillos volaban alrededor de ambos -"¿Y te agrado a ti?" -dijo aventuradamente él mientras se paraba y ayudaba a la chica a hacerlo también. "Si aprendiste que cada parte de esta vida, aunque no sea agradable; es útil y de importancia para otros, entonces quizás me agrades un poco." Musiel sonreía viendo a esa indignada pero amable hada que no paraba de reír. "Me llamo Musiel." -"Yo soy Nathanielle. Veo que eres nuevo en estas tierras y debes tener cuidado por que cada planta, hoja; flor; hiedra y hierba tiene un ser mágico viviendo en ella." -"¿Tú en que tipo de planta vives?" -Ambos sonreían. 

viernes, 16 de diciembre de 2011

El puente 7

"Escuchar aquí para entrar a la historia."
"Nathanielle, entra ya es muy noche"- dijo una voz que interrumpió el silencio que había alrededor de esa hada que no había sentido el pasar de las horas, ni siquiera el frío la había despertado de aquella hipnosis donde sólo estaba él. 
Se paro lentamente del suelo, su vestido ahora azul turquesa caía hasta llegar a sus rodillas donde se desvanecía mágicamente; sin dejar huella de esa tela brillante que la hacía parecer una estrella caída en ese bosque infestado de luciérnagas. 
"¿Se ha ido solo?"- le preguntó la voz de una pequeña hada de orejas puntiagudas que la veía detrás de otras 5 de mayor tamaño, todas con vestidos largos y cabellos entre dorados y rojos. "No quería que lo acompañara." Sus amigas se acercaron y rodeándola la quisieron hacer sentir mejor. "Yo se que el luchará por ti Nathanielle, todos sabemos que te ama."- dijo un hada de fuego con hermosos ojos rojos.
"Ustedes saben que hubiera volado tras él, pero creo quiere hacerlo sólo y saben que me cuesta mucho trabajo salir a otras tierras, cuando cambio mi apariencia; pierdo toda fuerza... siento que no sería de gran ayuda." - dijo ella sentándose en una silla de madera que aunque se veía ya muy vieja era resistente cómo toda esa cabaña en general.  -"Pero le pedí a Agatha que volará con él, que de lejos lo cuidara y estoy segura que hay estará."
Sus ojos se empañaban de lagrimas. ¿Cuál sería en ese momento la suerte de su jinete? ¿Sería lo suficientemente fuerte para dejar sus recuerdos atrás y la querría lo suficiente para preferir regresar a su lado?
La noche pasó de largo nuevamente, algunas de sus amigas dormían, otras habían ido a cumplir sus deberes y ahí sentada aun en esa pequeña silla de madera ella no podía dejar de pensar en sus ojos, la luz de la luna cruzaba la ventana y chocaba en sus cabellos entre dorados y obscuros. 
De pronto el hada sintió un fuerte dolor en la espalda que la hizo caer al suelo, se apoyaba con pesar de la ventana y lagrimas que recorrían sus mejillas mojaban al final su vestido turquesa que mágicamente cambiaba a morado. "No por favor." 

jueves, 15 de diciembre de 2011

El puente 6

-Escuchar aquí, para leer y sentirse dentro de la historia-
A la mañana siguiente ella salió de su casa, caminaba por el bosque acariciando los árboles; sus enormes troncos y pasando suavemente sus manos por encima de las hojas que caían por sus ramas verdes. 
El paisaje que el veía era completamente distinto, los árboles carecían de hojas. No quería ni acercarse un poco a sus troncos o sus ramas quebradas, había dejado en libertad a su corcel; ya era demasiado tenso el ambiente para tener dos nerviosos en el mismo lugar.
"Acércate" le dijo una voz que entre susurros y vientos le cortaba la piel del rostro. La brisa era helada y hacía su piel sentir como si mil piquetes de agujas diminutas cruzaran su cuerpo. "Acércate un poco hace mucho que no te veo." -dijo aquella voz que hacía mucho tiempo no escuchaba y sin embargo seguía igual que en sus sueños.
"Sólo he venido a darte la libertad." dijo él mientras sacaba una pequeña bolsa de franela de su chaleco, se arrodillaba al suelo y colocaba lentamente la bolsa sin mirar hacía arriba. "¿Libertad? ¿Cuál libertad? Tu y yo jamás seremos libres uno del otro." -dijo la voz con un tono sarcástico que a el lo hacia erizarse. 
"Yo quiero dejarte y quiero que me dejes" 
Lejos de ahí ella aun jugaba con el bosque, inquieta y ansiosa por el regreso de su jinete; aún recordaba ese beso en el puente, sus labios suaves y su cabello enmarañado. Cómo le hacía falta él, en esas tardes soleadas donde el sol apenas se fugaba entre las miles de hojas que tapaban el cielo. "Regresa rápido."
-"Nunca voy a dejarte." La voz se hacía más presente y él al levantarse y darse la vuelta la vio, ahí estaba vestida de negro con los ojos abiertos y clavándole la mirada en el alma. "Nunca." El vestido caía sobre sus hombros y llegaba casi hasta el suelo, donde no podían verse sus pies; se movía cómo si fuera sólo una sombra más en ese negro bosque. Él evitaba lo más que podía sus ojos y sin embargo le parecía imposible no verla.
"Me haces mucho daño y haces que haga daño y te hago daño a ti también." dijo él y ella cómo jugando con el viento desapareció y de pronto junto a su hombro se sentía cómo agachaba el rostro para que quedaran perfectamente sus labios cerca del oído del jinete "Pero lo que no duele no vale." y de pronto se esfumó. "Te costara deshacerte de mi"- se escuchaba a lo lejos.-"Y si quieres hacerlo por ella, te va a costar aún más." Él cayó sobre sus rodillas y con lagrimas en los ojos aceptaba el reto."Me desharé de ti." Una risa se escuchaba a lo lejos y desaparecía entre la neblina, por atrás de un arrollo seco y una colina negra.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El puente 5

Esa noche él salió de nuevo cabalgando su caballo, ella se adentró a la tierra mágica llena de ilusiones y a la vez de tristeza. ¿Cuanto tiempo le tomaría regresar de nuevo? ¿Cuantas horas estaría sin sentir de nuevo su presencia, sin tocar su cuerpo? Las mismas preguntas las llevaba aquel jinete en su mente, castigandolo y premiandolo a la vez.
Separados pero sintiéndose aun juntos,el hada le pidió a su libélula que lo cuidara muy de cerca que lo acompañara a cualquiera que fuera su destino, no importa si habia sol o tormenta; ella debía estar junto a él.
Los segundos se hacían eternos y el no sabía exactamente cuál era su destino, pero sabía que esta cerca cada que caminaba por ese sendero obscuro adornado con secos arboles sabía que estaba por llegar, por llegar a donde quizás desde hace mucho se había negado a entrar, pero que era necesario para que su alma quedara libre.
Su corcel a cada paso se hacía más lento cómo no queriendo entrar, el lo acariciaba y le pedía valor aunque él mismo no lo tuviera. "Ya falta poco cierto?"
Y lejos de ahí un hada veía las estrellas y sólo pedía que le dieran fuerza a ese jinete, que le dieran el coraje que tanto había buscado, esa noche no durmió, miraba al cielo esperando una señal de que él estuviera pensando en ella.
"¿Estas pensando en mi?"

martes, 13 de diciembre de 2011

El puente 4

Sus ojos cafés apenas podían verse a través de los espacios que dejaba ver su cabello negro. Aquel vestido verde se elevaba por encima de las rodillas de ella y luchando contra el viento intentaba bajarlo mientras aún le sostenía la mirada al jinete.
De pronto entre sus manos tomó las de su hada y el viento dejó de soplar, cayeron mil hojas a sus pies; encima de aquel puente de madera que ahora parecía un bosque de secas hojas, doradas rojas y oliva.
"¿Me dejarás volver?" dijo casi susurrando al oído de ella, esta se separó un poco para poder ver sus ojos, quería encontrar verdad en su mirada y ahí estaba inundando sus pupilas, los ojos más sinceros que jamás pudo ver; el los tenía y en ese momento le decían que era verdad.
Ella asintió con la cabeza y él la abrazó fuertemente. "Pero sólo espera un poco si? Necesito regresar a la tierra seca y terminar algo que dejé inconcluso... dime que cuando regrese aún estarás aquí, que aún este puente dejará pasar al jinete y que las mariposas me darán la bienvenida cómo antes."
El hada colocó su mano en el pecho de él y dijo: "Siempre que aún tengas aquí la magia, la ilusión; siempre que creas en mi y en este mundo serás bienvenido."
Él colocó su mano encima de la de ella y se acercó para pesar suavemente sus labios, no se sabe cuanto duró el beso pero si que la luna y el sol fueron testigos de él. No se sabe cuanto duraron sus manos unidas, pero si se sabe que la lluvia y el viento fueron testigos de ese momento.

lunes, 12 de diciembre de 2011

El puente 3

El jinete iba a gran velocidad pisando todas las hojas secas de esa tierra donde el en verdad no quería vivir, las lagrimas no querían asomarse pero su corazón latía como si fuera a salirse de su pecho, tras el una libélula luchando contra la fuerte brisa volaba pidiendo a gritos que parara ese caballo.
Y de pronto él lo sintió, sintió la necesidad de parar y quedar en medio de dos inmensos árboles desnudos de hojas, su corazón frenaba y de pronto sintió un suave aleteo al lado de su oído. "Debes volver" escuchó cerca de su oído.
Al voltear no había nada, el caballo sin petición dio la media vuelta y camino lentamente de nuevo a aquella tierra húmeda, a aquella tierra mágica donde sabía que era su lugar. En su mente solo el rostro de su hada estaba, con lagrimas en los ojos y el cabello enmarañado. Su mente le decía que era demasiado tarde para volver, que aquel mundo mágico quizás si estaba mejor sin él.
Pero al irse acercando y verla aún sentada en esa columna rota lo hizo cambiar de parecer, ella al ver acercarse al jinete y el caballo se quedó inmóvil esperando que no fuera una ilusión.
Él se bajó lentamente del corcel y caminó de nuevo a la mitad del puente, ella de nuevo se bajó de aquella columna y se puso frente a él, una brisa fuerte se fugó de la tierra húmeda y movió todas las hojas de la tierra seca que pudo y ellos en medio de aquel torbellino se miraban a los ojos.
"¿Acaso piensa regresar?" - se preguntó ella mientras el viento agitaba sus cabellos.

domingo, 11 de diciembre de 2011

El puente 2

Se escuchaban sus pasos hacer crujir la madera de aquel pequeño puente que cruzaba uniendo dos extremos de tierra, una húmeda y la otra completamente seca.
Tenia un chaleco negro y bajo el una camisa del mismo color que jurarías formaba parte de el chaleco pero el grabado de sus mangas te hacia pensar de otra forma.
Y ahí estaba ella sentada al borde del puente sobre una columna rota, mirándolo acercarse; pidiendo a gritos que se acercara más pero él se quedó a la mitad del puente.
Ella bajó de la columna y se acercó a él, temerosa pero decidida, quizás el venía con un buen propósito. El no la miraba a los ojos y ella quería mirarlo para entender, que no hubiera dado por lanzarse a sus brazos, por pedirle que la observara, que volviera a ese mundo mágico que se caía a pedazos sin él. Quería gritarle "vuelve" pero la sequía del otro lugar, la sequía en sus palabras; la sequía en su mirada la hacían ver que quizás el ya no quería jugar con libélulas, ya no quería soñar con hadas; ya no quería a esa hada.
"Me tengo que ir" dijo él, después de unas pocas palabras cruzadas, ella no pudo despedirse; no pudo correr, él se montó en su caballo negro y por la tierra seca fué a gran velocidad una libélula se posó en la mano de la chica, ella en silencio le susurro unas palabras y esta voló tras él.
Mirando hacia el puente, se volvió a sentar sobre la columna, esperando que volviera. Salió la luna gigantesca que iluminaba toda tierra, pero él no volvió.
Y la libélula seguía volando, buscándolo; por que le tenía un mensaje y seguía atrás de ese caballo, esperando que su jinete quisiera hacerlo volver. Necesitaba volver.

sábado, 10 de diciembre de 2011

El puente 1

"Caigo lentamente por un cristal empañado, lleno de suaves gotas de lluvia; me deslizo cómo si fuera agua en una cascada, caigo hasta llegar al borde de una ventana donde una luna enorme se refleja inpidiéndome mirar hacia adentro.
Su habitación esta obscura y puedo ver mis diminutos ojos tan empapados cómo la noche y me quedo paralizada por más horas de las que pude contar esperando ver una luz prenderse, mi corazón casi no palpita, se estremece y se pierde.
Siento una figura a mi lado, que voló evitando las gotas de lluvia y logró acercarse de nuevo a mi, se puso bajo mis pies y entonces supe que tenía que subirme sobre esa libélula. Quizás ya no era hada para esa habitación, ni para ese ser. 
El ya no quería que fuera su hada. "-

viernes, 9 de diciembre de 2011

Historias de Hadas.

Hay un lugar no muy lejos de tu imaginación.
Donde los hongos de colores pastel se ocupan como guarida de raras criaturas.
Un mundo donde los árboles te abrazan y las flores cantan mientras presumen su color.
Donde volar es tan fácil como respirar o tal vez hasta más fácil.
Hay un lugar donde la luna es amiga y las estrellas compañeras,
donde el amor es tan sincero como las rosas que crecen en primavera.
Un mundo donde no importa que tipo de magia conoces, mientras conozcas.
Y lo más importante... un mundo donde creas y confíes en lo que tus ojos te muestran.

 Las noches son consideradas tesoros en este mundo, el silencio es un don.
Dejarte hipnotizar por sirenas y hadas podría ser la más cruel diversión.
En este lugar al que desea no se le otorga y al que preferiría no pedir, se le da todo.
Es mágico y nada tradicional, pero si quieres te invito conmigo a volar; verlo desde lo alto.
¿Quieres? 

jueves, 8 de diciembre de 2011

Hada de Sol.

Se podría decir que el hada de sol es la reina de todas las hadas. De las pocas hadas que físicamente son completamente humanas, lo único que la distingue de una hermosa mujer son sus enormes alas que depende de la época del año pueden ser blancas, doradas o amarillas. Sus cabellos dorados cual los rayos del astro que cuidan y su vestido largo color oro también.
Esta criatura da luz a los días y duerme de noche. Da vida y serenidad; reina de todas las hadas de día y protectora del cielo en los días y tardes. Aveces se escapa para jugar con la hada de luna por las noches, es amiga de todas las hadas y ama convivir con ellas sin embargo es la única hada que no debe ser vista por los humanos.
Por ello al ver al sol nos cegamos, por su belleza y su resplandor es el hada prohibida a la vista de los seres humanos, pero la hada que siempre sentimos en la piel y aveces hasta entrar a nuestros pulmones por la brisa cálida que desprende.
Sólo aquellos que no ven son capaces de describir al hada que los visita en sueños, los niños y los ancianos también son capaces de verla si se enfocan en hacerlo, no viendo directamente al sol, sino buscando movimiento de entre las blancas nubes, donde ella nos observa. 

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Hada de Luna.

La hada de luna es una de las hadas más poderosas, se encarga de darle el brillo más hermoso a la noche y de hipnotizar a más de un escritor. Esta fría hada tiene hermosas alas de colores plata y lleva un vestido entre plateado y morado con el que se le ve recorrer los cielos estrellados.
Es algo seria y muy uraña, muy pocos han sido lo suficientemente afortunados para verla; pero aquellos que la han visto aseguran que sus cabellos cafés la hacen extraordinariamente bella.
Esta hada no tiene un nombre, pero se le conoce de varias formas en diferentes países y regiones de los países escandinavos en Europa. 
De vez en cuando y en momentos de alegría esta hada da a sus poetas la inspiración necesaria para escribir grandes obras literarias, para los artistas es musa de las obras más impresionantes y para autores la melodía de sus canciones.
No le gusta mucho convivir con humanos, pero le llaman mucho la atención, así que no dudes que aveces se asome por tu ventana esperando verte escribir un verso para ella.

martes, 6 de diciembre de 2011

Hadas de Estrellas.

Sin duda las hadas de estrellas son las más unidas, hermanas todas y fieles compañeras. Estas tiernas hadas se encargan de darle su brillo especial a cada una de las estrellas que podemos ver en las noches, ellas son directamente las hadas de los deseos. (Es por eso que siempre que vemos una primera estrella en el cielo pedimos un deseo)
Son pequeñas y de varios colores, se destacan las rojas; verdes y las blancas que son las reinas. Les fascina jugar con el brillo de las estrellas, hacerlas correr por el cielo (cometas) o hacerlas caer para iluminar los suelos (lluvia de estrellas). Estas hadas encargadas de iluminar el cielo hacen competencia a la hada de luna, rara vez los ojos se desvían de la luna para posarse en las diminutas estrellas, pero casi siempre que nos aventuramos a mirar; quedamos hipnotizados por ese brillo parpadeante y esa sensación de escuchar música en nuestros oídos. 
Las hadas de estrellas aman a los seres humanos y se encariñan de ellos con facilidad, es por eso que están dispuestas a regalar deseos a todo aquel que es fiel a mirar su arte, a contemplar el brillo de su pintura y sobretodo a valorar que lo diminuto del cielo puede ser también lo más hermoso.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Cómo pedir un deseo.

Las hadas se caracterizan por ser uno de los seres más amables y fieles de las criaturas mágicas. Si bien no son completamente desinteresadas siempre que las busque y muestre que confía y cree en ellas; podrán cumplir sus deseos más profundos siempre y cuando sean para un bien suyo o de algún ser amado.
Basta sólo con cerrar los ojos acostado en la cama, con las piernas extendidas y los brazos cruzados en el pecho, pedir en voz semi baja lo que se anhela y pensar en cualquier hada a la que se le tenga creencia. 
Lo mejor es encomendarse a su hada de vida, de signo o bien a la de su elemento preferido.
Cómo agradecimiento puede colocar cualquier semilla bajo su almohada o un pequeño dulce, escribir unas lineas en algún papel y lanzarlo al viento.
Las hadas están cuidando siempre de nosotros, escondidas tras las plantas o los libros viejos que hemos olvidado, pero es muy importante que siempre que sintamos desesperación o tristeza busquemos la calma hablándoles a ellas, así cuando un hada este triste recurrirá a tus risas y locuras para cargarse de buena energía y volver a volar.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Hada de Capricornio.

Ciale es el hada protectora de capricornio, para este signo las relaciones no son fáciles, es el signo más controlador del horóscopo ¿dejar a un lado ese escudo que los protege? Es muy difícil!  ¿Dejar ver su lado débil? Jamas! Ciale emite potentes vibraciones que curan el alma, limpia; purifica y produce un equilibrio energético en la vida de los capricornio. 
Esta hada de tierra al igual que el hada de tauro no tiene vestido; pero si unas enormes alas con destellos cafés que aveces usa para cubrir su cuerpo desnudo en las noches de frío. Ciale tiene un carácter justo y romántico; intenta hacer confiar a su signo en el amor, por que al igual que todas las hadas; para ellas el amor es el regalo más preciado que puede pasarnos. (a ellas no les ocurre enamorarse, solo a muy pocas)
Los capricornios son respetuosos, leales; comprometidos y sacan adelante a sus familias; por que para ellos antes que él amor, están los seres amados que la vida misma les dio, no los que ellos tuvieron que buscar. Un signo independiente, aveces frívolo pero que si llegas a conocer y entender a fondo puede darte increíbles sorpresas.
Si capricornio quiere acercarse a su hada debe enterrar en cualquier parque o jardín (lejano a su casa) algún dije o piedra, a Ciale le gustan los retos y pasará tardes enteras entretenida buscando su regalo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Hada de Sagitario.

Cayla es la hada de sagitario, uno de los signos más complicados del horóscopo; aquel que odia las ataduras y sueña con la libertad eterna; sagitario no cree en los compromisos y mucho menos en el matrimonio.
Su hada da muchas virtudes a Sagitario, la tolerancia y la sensación de que no hay monotonías en sus vidas, este signo es idealista y siempre va a querer conseguir lo mejor, es un signo independiente pero soñador.
Cayla es un hada de fuego sin embargo no es tan intensa como sus hermanas, tiene el aspecto físico de una de ellas (Cabellos rojizos y ojos también) pero su vestido es color morado, dándole así menos intensidad y más calma a sus emociones. Lo más hermoso de ella son sus enormes alas desiguales. 
Sagitario puede parecer indeciso y egocéntrico,  pero fuera del área del romanticismo es un excelente amigo y un gran trabajador, entusiasta y sobretodo se fija metas que no deja de cumplir.
Para que un sagitario se acerque a su hada, cada mes debe darse baños de sol al igual que aries, con la diferencia de estar completamente acostado sobre el suelo. 

viernes, 2 de diciembre de 2011

Hada de Escorpio.

Sabelina es el hada protectora de escorpio, se dice mucho de la sensualidad y erotismo de este signo; pero pocos saben la profundidad y el enorme sentido que tiene todo este mundo de emociones para escorpio. Un signo fijo, se podría decir que el más fiel del horóscopo a la vez es el más vengativo y rencoroso, no tolera traiciones; aquel que no pueda lidiar con su temperamento, sus celos y sus caprichos no es apto para estar con uno.
La hermosa Sabelina se encarga y es la única hada guerrera del horóscopo, ayudando así a ahuyentar los malos pensamientos y recuperar la claridad y la paz mental que aveces escorpio llega a perder.
Como toda hada de agua Sabelina tiene hermosas alas azules y este tono acompaña todo su cuerpo, desde sus cabellos hasta el color de su piel, es un hada mística y muy agradable.
Escorpio no presume su erotismo, lo vive y conoce sólo cuando se entrega de verdad. Para ellos el sexo no es un placer meramente físico, sino que también espiritual. En su entorno siempre habrá pasión y Sabelina le da el equilibrio necesario para aprender a perdonar los errores y a encontrar soluciones a los problemas.
Para que escorpio se acerque a su hada solo debe colocar cualquier dije bajo su almohada, Sabelina lo tomará como un regalo que querrá ver todas las noches.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Hada de Libra.

Libra en todos los sentidos representa el amor y la pareja en el horóscopo. Su hada Resmin es el hada más potente del amor, la unión y la felicidad, da protección para amar a sus seres queridos. A los libra les encanta la comunicación y los buenos tratos, el único problema es que libra no conoce la pasión ni el drama. Así que si buscabas una relación apasionada, sin monotonías; deberás buscarte otro signo.
Resmin es una de las hadas más tiernas del horóscopo, le encanta usar vestidos con transparencias y llevar su hermoso cabello negro suelto. Sus alas son desiguales pero no por eso menos hermosas.
Libra puede ser tan atractivo cómo aburrido si sus cualidades no son lo que buscas en una persona, pueden llegar a ser un tanto narcisistas y preocuparse de más por su aspecto físico. Cabe mencionar que este signo lo rige el planeta Venus, el planeta de los amantes; la belleza y la sensualidad.
Resmin ayuda a sus allegados a poner un poco más de equilibrio en sus emociones, aunque pocas veces escuchan a su hada, los que lo hacen pueden volverse la pareja perfecta.
Si libra quiere acercarse a Resmin con una simple oración en la noche o unas cuantas palabras al viento dirigidas a ella, es más que suficiente.