Al entrar al cuarto pudo notar que era la habitación de el hombre, una cama amplía y varias pilas de libros estaban mal acomodadas enfrente de una pequeña ventana; en el piso habían recortes de distintos dibujos a los cuales no le encontraba ningún sentido, y ahí en la mesa de noche se encontraba algo que Agatha nunca habia visto, a pesar de vivir en un mundo lleno de magia aquello era nuevo a sus ojos.
Voló suavemente por encima de esa misteriosa bola de cristal, soltaba destellos de colores y poco a poco en lo que ella se acercaba iba disminuyendo su brillo para permitirle ver por dentro de esta. Agatha posó sus patitas en la mesa y así intentando ver por dentro de la esfera logró visualizar algo.
Era una mujer de edad avanzada con gran porte y un hermoso rostro que mostraba absoluta gentileza y confianza, de cabellos claros y ojos grandes sonreía cómo viendo hacia Agatha, era una especie de imagen que se movía poco, como un momento capturado en esa bola mágica.

La imagen así se repetía mil veces, primero la dama y después el abrazo entre ella y el hombre de la casa. La libélula contenta por su descubrimiento voló de nuevo por encima de la puerta y salió campante volando por el corredor para llegar de nuevo a la sala, donde aun conversaban Musiel y el anciano hombre. "Yo conocía bien a tus abuelos Musiel."
No hay comentarios:
Publicar un comentario