Su habitación esta obscura y puedo ver mis diminutos ojos tan empapados cómo la noche y me quedo paralizada por más horas de las que pude contar esperando ver una luz prenderse, mi corazón casi no palpita, se estremece y se pierde.
Siento una figura a mi lado, que voló evitando las gotas de lluvia y logró acercarse de nuevo a mi, se puso bajo mis pies y entonces supe que tenía que subirme sobre esa libélula. Quizás ya no era hada para esa habitación, ni para ese ser.
El ya no quería que fuera su hada. "-
triste escrito...hay momento que es mejor guardarse los comentarios, cierto?
ResponderEliminarespero no se vaya tan lejos, o deje de llover ya.