Aun apoyada en la ventana Nathanielle dejaba ir escasas lagrimas que parecían ya no caer y congelarse a mitad de sus mejillas sonrojadas por el llanto. Se incorporó y camino lentamente hacía el pequeño espejo que se encontraba cerca de la puerta de entrada. Bajó los tirantes morados de su vestido y lo dejo caer hasta media espalda; colocó su cabello por encima de su hombro y se acercó un poco al espejo para poder ver y girando de forma que la luna diera luz a su espalda, pudo verlo.
Suspiro fuerte mientras con la punta de sus dedos recorría la espalda; ahí estaban empezando a salir, las alas que había obsequiado estaban regresando y eso era la peor señal, señal de que Musiel no iba a regresar.
"¿Me estoy haciendo un hada de los girasoles de nuevo?" - se preguntó a si misma conociendo la respuesta e ignorándola subió rápidamente su vestido y colocó los tirantes. Aquello solo podía indicar que quizás el destino ya no quería que Musiel y Nathanielle fueran uno del otro, que las alas obsequiadas serían devueltas y que ella sería condena a ser un hada diminuta por toda la eternidad, sin permiso de amar o ser amada.
Las lagrimas caían, pero aún la esperanza de que él regresara antes de que el plazo de tiempo, terminara.
-Recuerdos de Ella-
"¿Estas dispuesta a entregar tus alas y sólo ser un hada de girasoles fuera de tu tierra? ¿Estas dispuesta a conservar una figura humana siempre que estés con Musiel Longotob? ¿Estas dispuesta a perder tus fuerzas mágicas aún en estado de hada?"- le preguntaba el hada de Sol a Nathanielle mientras esta no dejaba de sonreír imaginando la vida al lado de ese jinete que había capturado su corazón.
-"Estoy dispuesta a todo, quiero estar con él. Quiero ser un hada enamorada su majestad." Un encantador vestido amarillo caía por sus piernas y hacia juego con unas zapatillas del mismo tono, que sabía que a Musiel le encantaban.
"Entonces se libre de amar, conoces los riesgos; pero también las recompensas que te hará sentir el amor. Te daremos una libélula para que sea apoyo para cuando seas un hada sin muchas fuerzas"- dijo la hermosa hada con una sonrisa cálida y contagiosa.
Nathanielle se daba la vuelta cuando el silencio lo interrumpió la reina con unas palabras. -"Pero si el corazón de Longotob llegará a latir por cualquier otra mujer o cualquier otra razón, tus alas serían devueltas sin permiso a volver a darlas Nathanielle; si Musiel Longotob llegara a dudar de querer pasar la vida contigo; serías un hada de nuevo y nunca más recobrarías su amor." Nathanielle se dio la vuelta extrañada por estas palabras. -"No me mires así hermosa, sabes por que lo digo, Musiel no es totalmente libre; tengo fe en su amor pero no es el amor el único motivo que se le da a un corazón para latir; piensa en eso." - "¿Y si yo antes de que se me llegarán a quitar mis alas, las pido de regreso; el me olvidaría cierto?" -"Así es Nathanielle, pero tu tendrías derecho a cuando desearas volverlas a dar." -"¿A él?" -"Sí aun lo recordaras y el a ti, si la vida los pusiera de nuevo juntos y el destino en verdad los quisiera uno para el otro; sólo en ese caso querida, en ese remoto caso."
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