domingo, 11 de diciembre de 2011

El puente 2

Se escuchaban sus pasos hacer crujir la madera de aquel pequeño puente que cruzaba uniendo dos extremos de tierra, una húmeda y la otra completamente seca.
Tenia un chaleco negro y bajo el una camisa del mismo color que jurarías formaba parte de el chaleco pero el grabado de sus mangas te hacia pensar de otra forma.
Y ahí estaba ella sentada al borde del puente sobre una columna rota, mirándolo acercarse; pidiendo a gritos que se acercara más pero él se quedó a la mitad del puente.
Ella bajó de la columna y se acercó a él, temerosa pero decidida, quizás el venía con un buen propósito. El no la miraba a los ojos y ella quería mirarlo para entender, que no hubiera dado por lanzarse a sus brazos, por pedirle que la observara, que volviera a ese mundo mágico que se caía a pedazos sin él. Quería gritarle "vuelve" pero la sequía del otro lugar, la sequía en sus palabras; la sequía en su mirada la hacían ver que quizás el ya no quería jugar con libélulas, ya no quería soñar con hadas; ya no quería a esa hada.
"Me tengo que ir" dijo él, después de unas pocas palabras cruzadas, ella no pudo despedirse; no pudo correr, él se montó en su caballo negro y por la tierra seca fué a gran velocidad una libélula se posó en la mano de la chica, ella en silencio le susurro unas palabras y esta voló tras él.
Mirando hacia el puente, se volvió a sentar sobre la columna, esperando que volviera. Salió la luna gigantesca que iluminaba toda tierra, pero él no volvió.
Y la libélula seguía volando, buscándolo; por que le tenía un mensaje y seguía atrás de ese caballo, esperando que su jinete quisiera hacerlo volver. Necesitaba volver.

1 comentario:

  1. Vaya un relato de una buena Historia... me agrada mucho así esto no se quedaran sin eso interesante,

    excelente, me agrada voy a sumergirme en tu Historia...

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