viernes, 20 de abril de 2012

Diario de Cenicienta

Abrí los ojos y mis manos eran grises, las cenizas de la noche anterior seguían besando mi piel. Me levanté lentamente y entonces lo vi, nada había sido un sueño como lo imaginé. Me acerqué a esa única zapatilla que no se había rebelado, seguía conmigo e imagine que su par debía estar recorriendo el mundo en algún barco hacia alta mar.
Quizás no debí asistir a esa fiesta, quizás debí quedarme como me impusieron, ahora solo tengo recuerdos confusos de ojos sobre mi; de voces que susurraban suavemente sobre la música, risas que acompañaban la orquesta y un joven caprichoso que me hablaba al oído ¿Que decía? No lo se, pero probablemente nada bueno, ¿Donde dejé mi zapatilla?

El vestido azul, desapareció.

1 comentario:

  1. Si esto es el lado que no se vio de cenicienta debo admitir que cuando leí "el vestido azul, desapareció" me dio algo de nostalgia, pero creo fue el mejor lugar para perder su zapatilla sin duda, porque aquel caprichoso príncipe la busco hasta encontrarla y hacerla feliz.

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