miércoles, 31 de agosto de 2011

La espera.

Cómo aguardar a que salgan las estrellas en la mañana, o cómo esperar a que la luna le robe el estelar al sol en su cielo, la espera es larga y tediosa hasta que el azul de las nubes te hace entender que lo importante siempre fue el momento. Ese momento que te llevo a reposar en el pasto, mirando con los ojos casi cerrados el firmamento; cuando tu pelo yacía enredado a los pastizales sin importante que animales podían hacer de él un hogar. Esperaste sin sentir cansancio, sin sentir pesadez; emocionado de ver aquel mágico espectáculo que nadie nunca se atrevió a buscar. Tú, tú eres el valiente que tentó al destino y le dijo que por él lo imposible sería posible, por que las esperas siempre tienen recompensas. Cómo aquel que en una isla desierta se sienta a esperar un barco, ve tanto al horizonte que el sol acaba por cegar su vista, pero la espera vaya que tiene recompensas... cuando se da cuenta que aquella tranquilidad nunca la vivió en casa de su suegra. Tú, tú eres precavido y abres los ojos cada 3 minutos para no perderte la lógica de tus pensamientos. Esperas y te duermes y al despertar ahí esta la luna en pleno día, invitó a las estrellas a hacerle compañía y tú lo puedes ver. La noche le robo horas al día y tu eres testigo de ese fascinante momento, hasta que por romper la magia te dices: "Ya anocheció".

Los detalles de nuestras ilusiones es que cuando lleguen las amemos y tengamos fe en ellas, por que una vez que olvidamos que nos dieron emoción, se pierde todo, como pierde la esperanza un soñador.

1 comentario:

  1. muy cierto, hay que sentir ilusión aunque sea mágico o un sueño que parece ser de todos los días...

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