El búho con su canto daba instrucciones a la lechuza blanca para que hiciera lo mismo que él y en el gris de esa cueva pudieran sobre volar al enorme dragón de tierra que los esperaba. A pesar del eco y del sonido, no había rastro alguno del feroz dragón. Ambos volaban de un extremo al otro, esperando que los ojos plata de aquel búho iluminaran el camino que después tomarían para dirigirse al cielo y devolver el día y la noche al universo. De pronto ella pudo verlos, aquel par de ojos plata se acercaban como dos luciernagas enamoradas y él budo distinguir del otro extremo la silueta blanca de una lechuza que se acercaba cada vez más rápido a él y estaban ya tan cerca uno del otro ignorando el lugar, el frío e incluso el enorme dragón que se había despertado y subía su enorme cuello poco a poco para que su cabeza pudiera toparse justo en el momento indicado con esas dos aves enamoradas. Al darse cuenta que una sombra se interponía entre ellos el búho bajó en picada y comenzó a aletear lo más rápido posible a lo que la lechuza hizo lo mismo, ambos volaban y volaban llenando de polvo a ese enorme dragón que comenzó a toser fuertemente; ellos seguían haciendo una tormenta de arena dentro de esa cueva y justo cuando el dragón se preparaba para estornudar ambos se pusieron cerca de su boca preparandose para el impulso que los ayudaría a salir de ahí. Encima de la cabeza del dragón se asomaba algo de cielo y es hacía donde ellos se tenían que dirigir. El dragón estornudo y la corriente de aire los impulso por encima de la cabeza del enorme animal, ambos desplegaron sus alas y salieron disparados por ese pequeño hueco que los llevaría justo encima del gris de esa cueva, justo a la mitad del cielo; del mundo.
Ayudame de nuevo... ¿Que deberían hacer el búho y la lechuza para volver a poner en orden el día y la noche?
Sola hay una cosa que deberían hacer... UNIRSE su blancura como el día y su obscuridad como la noche...
ResponderEliminardeben juntas sus alas al volar juntos, hacerle cuna al sol y fiesta a la luna...