Tu mano.
Al mirar hacia arriba encuentro tu mano delgada con dedos alargados esperando a los míos. Tan impecable y tierna ayudándome a parar de nuevo después de una frágil caída. Tu mano me sujeta con fuerza hace que no pueda tambalear y al levantarme está tu rostro amable, con una ligera sonrisa y los ojos iluminados. Traes de nuevo la paz a un corazón asustado, tu mano es amiga de mis sueños y guardiana de mis miedos, los mantiene ocultos donde deben estar.
Siempre existirá aquella mano que puede incluso impedir que te caigas o tropieces...
ResponderEliminarnunca estarás sola, confía, de eso se trata.